martes, 17 de abril de 2012

De edades y otras lozanias

Me encanta ver a una mujer madura, de la tercera edad (de niña se les llamaba ancianas) por las mañanas enfundada en ropa deportiva y caminando por el parque con una energía más que envidiable. Observarla, con las arrugas en sus manos, en su cuello, en su cara, eso sí, con unos elegantes lentes oscuros y el cabello perfectamente teñido, será su tono original o lo habrá modificado con el tiempo?
Y ver a aquellas mujeres madres ya de universitarios o abuelas, maquilladas, con ropa menos severas, con pulseras, collares, mascadas, el zapato de tacón, con el glamour en pleno; demostrando que la edad no es un condicionante de dejar la coquetería de los años mozos.
Recuerdo a mi abuela, a las abuelas de mi niñez, con faldas muy por debajo de la rodilla, medias opacas, zapatos cerrados, chatos, como de monjita, blusas de manga larga con bordados, encajes, lazos, el cabello mostrando las canas, llevado corto o recogido; con poco o nada de maquillaje; la estampa ideal de la abuela canosa, con lentes, frágil, sentada en un sillón, con una manta sobre las piernas, tejiendo o bordando y la mascota a sus pies (toma el llavero abuelita....)
De igual manera, las mujeres de "cierta edad" digamos pasando los 45; tenían un mismo look, demasiado "aseñorado", serio; ese era l reflejo de la idea de mujer respetable; como si el hecho de cuidar la imagen era mal visto, el arreglo era por demás conservador...
Hoy en día la mujer de más de 50 grita al mundo que es joven, que es bella, que es coqueta, que se gusta al verse en el espejo y por lo tanto, su arreglo es más juvenil. Mujeres entaconadas, con pulseras, anillos collares, mascadas, bolsos, teñidos y peinados perfectos. Mostrando con orgullo el paso del tiempo.
Son mujeres envidiables, se cuidan en muchos sentidos: su alimento, su descanso, su ejercicio. Buscan diversas maneras de ocupar su tiempo, ya no tienen que cuidar hijos, así que lo dedican  a ellas, a su pareja, a sus amigas, a su familia... Disfrutan lo que las vida les dio.
Esas mujeres para mi son maravillosas. Soy afortunada en conocer varias madres y abuelas más que orgullosas. Mujeres que para mi son bastiones, ejemplo. Esposas e hijas de hombres ilustres, dedicadas a apoyarlos, cuidarlos, alentarlos; madres de un legado, de un nombre, de valores. Que aún hoy siguen dando ejemplo de vida, de estilo, de fe, de amor.
Me encana verlas en todo el esplendor que da su edad, su sabiduría, su caminar... Y honestamente, aunque me vea muy criticona me encanta verlas al lado de quienes luchan con todas sus fuerzas por evitar el paso del tiempo en su rostro, en su cuerpo. Mujeres que no se parecen a la imagen de su juventud. A fuerza de bisturí, de bótox, de colágeno, pretenden ser las mismas de hace 40 años. Pretenden verse más jóvenes y "conservadas" que sus hijas, que sus nietas!!!
Las comparaciones nunca han sido buenas, pero ver a dos mujeres de la misma edad, una mostrando su edad sin tapujos, las marcas que cada año, cada alegría, cada tristeza, cada lucha, cada victoria en si misma; al lado de una mujer que de tanto pasar por el quirófano se quedo con dos expresiones en su cara: ojos abiertos y ojos cerrados; todo por el temor de envejecer; de perder belleza.
Mujeres tan iguales y tan diferentes. Las que prefieren cuidarse de modos tradicionales, o con tratamientos no invasivos. Sólo por sentirse bien, esperando y aceptando el paso del tiempo con cada una de sus cargas y consecuencias físicas. Y por otro lado, aquellas que a toda costa y aprovechando los adelantos médicos, deciden retrasar el paso del tiempo en ellas, modificandose, invadiendose.
La fuente de la eterna juventud, que será? verse siempre de 30 a cómo dé lugar? o vivir cada momento y aceptar la acumulación de calendarios como la llegada de experiencia, sabiduría, estabilidad, de cosecha, y no de la decadencia o anulación social?
Reconozco que me cuesta trabajo aceptar esa acumulación de calendarios en mi vida. Pero acepto que me encantaría ser de esas mujeres que ríen a carcajadas, de la vida, de la muerte, de los años, de las canas. Me gustaría ser una abuelita fashion, arrugadita, con mi cabello teñido, collares, tacones, caminado todas las mañanas en compañía de mi perro; seguir escribiendo con la entrometida de mi gata; cocinar para mis nietos; sentarme en la terraza por la tarde con mi libro, mi té, mi marido; verme al espejo y pensar por enésima vez "mañana me plancho mis arrugas!!!" y reírme de ellas....
Creo que esa es la fuente de la eterna juventud: simplemente seguir viviendo y disfrutarlo todo.