martes, 19 de marzo de 2013

LA BELLEZA EN TIEMPOS DE LA GLOBALIZACION

Esta es una idea que me ha estado rondando la cabeza desde tiempo atrás. Y hace un par de días leí un discurso que el ahora Papa brindó a representantes de los medios de comunicación el 6 de abril del 2006, en la cena mensual de la Asociación de Entidades Periodísticas.
Una disertación ejemplar, que aunque tocaba tres puntos he querido enfocarme en el último, el que me ha buscado con insistencia: La belleza.
Desde siempre el hombre ha buscado lo bello, lo agradable lo estético. También es cierto que varía con el paso del tiempo. Lo considerado bello hace 50 años es descartado el día de hoy.
La belleza ha pasado de ser una definición que abarca muchas cosas. Así es COSAS. Una bella casa, un bello auto, un bello guardarropa... Se ha confundido placer con belleza. Placer a corto tiempo. Hoy en día se cambia de carro en promedio cada 3 años; el celular cada año; el guardarropa cada temporada, cambio de muebles de la casa "por remodelación". Es decir, "la vanidad, lo material no son vistos como tal cosa, y reemplazan a la belleza. Es entonces cuando se da el proceso de banalización de lo humano."
Vivimos en un mundo de imágenes, de ideas, de esterotipos, lo que nos ha llevado al consumo excesivo, a la manipulación de aquello que nos satisface, que nos da felicidad. Entonces el tener el mejor celular, el mejor auto, el más completo y moderno guardarropa es lo que al final de cuentas importa y hace feliz... hasta que sale un nuevo modelo de celular, un auto más equipado,  la nueva temporada de ropa,  otro modelo de bolso; otro estilo de tinte, corte de pelo. Y terminamos vistiéndonos, calzándonos, peinándonos igual... en nuestro afán por ser únicos, parecemos hechos en serie...
Hoy en día la belleza es materializada. Una mujer bella debe de pesar a lo mucho 50 kilos si es que mide más de 1.65 mt. Debe tener una cabellera mejor que la de un comercial de tinte o de shampoo. Una figura digna de portada de revista. Un hombre que se considere guapo deberá de tener un torso de Cristiano Ronaldo, las piernas de Joe Flacco, el cabello de Hugh Jackman, un auto deportivo rojo que manejen con sus carísimos lentes negros ahh y posar en interiores al puro estilo de los modelos de Calvin Klein...
La belleza se redujo a eso: a tener, a parecer. Los bombardeos de los medios de comunicación son tremendos. Y ahí va el ser humano a seguirles como moscas a la miel.
Y luego viene esa sensación de vacío, esa insatisfacción, esas ganas de más. Ese cambio constante de lo que se tiene. Como dije antes, todo es placer instantáneo, a fin de cuentas para eso hay tantas cosas en el mercado que me satisfacen una y otra vez. Satisfacen el ego. Es reconfortante que alaben el físico, la apariencia. Que envidien lo que poseo, mis bienes materiales.
Dejamos de valorar lo importante, dejamos de valorarnos como seres humanos. Nuestro valor se queda en lo que tienes, en lo que luces. Nos quejamos una y otra vez de la deshumanización de la sociedad y no pensamos que hemos contribuido a ello.
Hemos olvidado el verdadero significado de belleza. Por la sencilla razón de que ésta simplemente no se materializa como tal. De hecho muchas veces la belleza nos deja sin aliento, sin palabras. Y no es ver un bolso, una joya, un traje... es ver una puesta de sol, las auroras boreales, un acto sublime de amor al prójimo.
"Se nos olvida que belleza es el trabajo de la Madre Teresa de Calcuta. esa entrega total al otro, esa caridad al atender al enfermo, al desvalido que nos hace soltar una sonrisa desde el alma, que hace brotar una lágrima de manera furtiva. La belleza de una pareja de ancianos caminando por la calles tomados de la mano, como cuando eran novios 50 años atrás y ver sus miradas de complicidad, de amor; darnos cuenta de que para ellos esas arrugas, esas canas, ese caminar pausado, los lentes no le han quitado la hermosura. porque son testigos de su vida, de su caminar juntos afrontando adversidades y alegrías."
Se nos olvida que la belleza no es una mujer de portada o un hombre de comercial. La belleza es algo que enamora el alma... que la alimenta, la inquieta, la intriga, la mueve, la consuela.  Olvidamos que hay "hermosura más allá de la apariencia o de la estética de moda en cada hombre y mujer que viven con amor su vocación personal, en el servicio desinteresado hacia el otro, por la patria; en el trabajo generoso por la felicidad de la familia. Hay belleza en cada parte y ser por pequeño que sea de la creación, en la ternura y misericordia, hay belleza en la ofrenda de la vida, en el servicio por amor. Descubrir, mostrar y resaltar esta belleza es poner los cimientos de una cultura de la solidaridad y de la amistad social. es acercarnos. Es hacernos prójimos."*
Volver a lo simple, a las bases. Redescubrir nuestro entorno, pero sobre todo, redescubrirnos nosotros sin la decoración y ornamentos materiales. Pararnos frente al espejo y vernos con el alma, resaltar nuestras virtudes, rescatar nuestros valores. Darle valor al otro por lo que es, lo que aporta a nuestra vida y a la sociedad. Dejar de vernos como mercancía, como afiches. Dejar de pretender ser ese maniquí ostentoso y darnos cuenta de que estamos hechos no sólo de hueso y carne; dentro hay algo mas valioso, más fuerte. Qué tan bello eres? Esa respuesta está en función de que parte de ti predomina: el alma o el ego...

*Tomado del discurso del Arzobispo de Buenos Aires y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, actualmente Papa Francisco.