viernes, 25 de julio de 2014

A las del Cuarto piso, de la secu y de la vida...

Ser una mujer que habita en el cuarto piso puede ser un tanto complicado, y más para los que se encuentran alrededor de ella... sin embargo, para una todo ese drama y batallar de años anteriores se disipan igual que la niebla al salir el sol y calentar el ambiente.
Es quizá un reto para algunos el descifrarnos, asegurarán que no es tan fácil complacernos o contentarnos o entendernos... y están muy alejados de la verdad.
A los cuarenta florecemos, crecemos, maduramos, mejoramos. Conocemos la longitud y fuerza de nuestras alas. Sabemos nuestros alcances y límites. No nos amedrentan las cosas simples y tomamos retos de otro nivel.
Nos sentimos más libres de hablar, de pensar, de sentir y de amar. No nos atan ya los tabues o convencionalismos. Somos dueñas de nuestras decisiones y acciones. Y caminamos por la vida con tacones o sin ellos, pero con la cara en alto, el orgullo en la mirada, la fuerza a flor de piel y nuestras convicciones en cada paso.
Ayer compartí unas horas deliciosas con un grupo de esas mujeres del cuarto piso. Mujeres que conocí en una etapa dura y oscura de mi vida, que durante muchos años traté si no de olvidar, si de dejar muy bien encerrada en un baúl en el rincón más oscuro de mi alma.
Lo que encontré fue un regalo maravilloso de charlas y confesiones sin juez, sin sentencia, sin burla. Fue un abrir de corazones de mujeres que compartimos los mismos sueños, miedos, retos y caminos. Profesionistas, madres de familia, esposas, hijas, hermanas. Cada una con su carga, con su duelo, con sus dudas... pero también con energía, alegría con sencillez, con valentía de afrontar el día a día y salir con saldo a favor.
Una cree estar sola, yo creo estar sola, pues no acudo a buscar ayuda o consejo con facilidad, y me encierro en mi mudo, en mi cabeza, en mi pequeño rayo de luz que me mantiene cuerda y viva. Y cuando ves que no eres la única que tiene esas dudas, temores, traspiés. Que no esperan que seas perfecta como las fotos del Face o revista de sociedad, entiendes que la perfección llegó cuando asumimos nuestra condición, nuestras decisiones, nuestras metas, cuando en compañía o solas tomamos el control de nuestra vida y empezamos a trazarnos nuestro destino y metas a corto y largo plazo. Y ya no estás sola... hay un ejército de mujeres como tu... 
Mujeres con una historia, con cicatrices, con lágrimas secas, con risas en la memoria. Mujeres que se han caído y levantado; mujeres que luchan día a día por ellas y por los suyos; mujeres a quien la condición social no les es relevante, sino lo bueno y noble que tu corazón tiene y ofrece a los demás.
Un ejército de mujeres que se ven por las calles entaconadas, en pants, haciendo ejercicio, haciendo el mandado, llevando hijos a la escuela, yendo al trabajo; mujeres conocidas y anónimas que decoran y alimentan el mundo con sus ocurrencias, locuras, sensatez, cordura, arranques, carcajadas, memorias, recuerdos...
Ayer compartí muchas cosas con unas mujeres que formaron parte de mi vida, y lo curioso es que a pesar del tiempo transcurrido, la esencia de cada una ahí está y se manifestó ayer en una velada inolvidable. Cada una en su forma y en su ser, cada una aportando una parte de su vida y de su alma. Cada una sin buscar una intención más que el reforzar una etapa que compartimos y que nos dejará marcadas por el resto de nuestra vida.
Y así como ayer nos reunimos a recordar  habrá muchas otras mujeres que lo hacía o lo seguirán haciendo. Porque al final de cuentas esas historias  nos dejan atadas de por vida, sin importar el tiempo, la distancia o la frecuencia con que compartamos el pan y la sal... y los vinos...
Hoy escribo para ellas. Gracias por hacer que por un momento mi incomodidad y mi falta de integración fuera dejada en la puerta y olvidada. Gracias por sus palabras y por ese grato momento.
Gracias por recordar que ser mujer es un reto y una tremenda diversión. Gracias por seguir luchando cada día para lograr sus metas. Por no rendirse, Por seguir sonriendo, por conservar la alegría y las ganas de seguir caminando. Gracias por ser hoy la inspiración de este escrito.
A ustedes y a las demás mujeres que comparten con nosotras esta etapa, a cada una con sus errores y virtudes, sus aciertos y errores, sus triunfos y fracasos, con sus metas y sus desalientos. A ustedes que salen perfectas o con su "cabello violento", novieras o seriecitas, aventadas o tímidas, platicadoras, rebeldes, la de la carcajada sonora, la del chiste pronto, la del canto melodioso, la estudiosa, la protagonistas, la que se escondía, la conciliadora, la peleonera, la inteligente, la desidiosa, la coqueta, la nerd, malhabladas o propias, elegantes o fachosas... sean como sean, a cada una que ha llenado mi vida y me ha dejado algo bueno, a ustedes gracias!!!