miércoles, 10 de mayo de 2023

10 de mayo

 Hoy es un día especial para aquellas que fuimos bendecidas con la maternidad. No sólo quiero felicitarlas a cada una. Quiero en especial dedicar este escrito a tres personas que me hicieron entender el amor incondicional, el perdón, la nobleza y la solidaridad: mis hijos.

Por alguna razón quisieron que está mujer fuese su mamá. Es cierto que vinieron a voltear mi mundo. A sacarme de mi zona de confort. Pero al mismo tiempo me  ayudaron a conservar esas cosas que te dicen no están bien en un adulto.

Gracias a ellos seguí siendo una niña y más cuando de caricaturas se trata y de juegos. Conservé mi risa escandalosa; mi curiosidad y mi capacidad de asombro. Seguir bromeando y reír de las cosas simples. No necesitaba estar presentable para que me dijeran que soy bonita. Ni peinar mi cabello o maquillarme. Gracias a ellos me sentí la mejor mamá del universo!!!

Me enseñaron a ser paciente. A ser más noble. Más juiciosa. Menos impulsiva. A escuchar con más atención. A entenderlos en sus diferencias y a amarlos como loca aún en sus malos días. Que podía hablar con ellos en vez de imponerme. Que pasar un día en pijama viendo películas y atacarnos de palomitas estaba más que bien!!! Que cantar en el auto con toda la pasión me alegraría el día y el tráfico pasaría a segundo plano.

Que comer helado, chocolates, skwinkles; fruta con chile, limón, Tajín y chamoy es un manjar; que desahogarse cuando se tiene un problema, un enojo es sano; que leerles en las noches serían de los mejores recuerdos; que jugar con ellos juegos de mesa sería mi bullying de por vida. Que cocinar todos juntos y quedarse en la sobre mesa reforzaría nuestros lazos. Que tener un momento para cada uno sería el día perfecto. 

Me enseñaron la nobleza al extremo. El amor incondicional. La solidaridad. Que llorar frente a ellos estaba bien. Que no necesito ser wonder woman, que puedo ser vulnerable frente a ellos. Que pedirles perdón no me quitaba autoridad ni respeto. Me enseñaron que el amor no se va cuando te enojas, regañas o castigas. Me enseñaron a ser fuerte ante la enfermedad y el miedo. A ser menos aprensiva ante sus aventuras y experimentos. A ser más abierta a nuevas ideas. Me enseñaron a ser más creativa. Me enseñaron que tener miedos ni estaba mal, que era humana como todos y que no estaba mal serlo.

Sé que venirme lejos de ellos fue muy fuerte y fueron sin embargo nunca me dijeron no lo hagas. Al contrario, me han alentado siempre aún a pesar de mis errores. Aún a pesar de haberlos lastimado y decepcionado. Han estado siempre apoyando a esta loca. Queriéndome. Apostando por mí.

Hoy me siento la madre más afortunada. Tengo tres tesoros que me eligieron a mí!! A pesar de todos mis defectos y miedos; quisieron que yo estuviera a su lado. Este día es por y para ellos. 

Gracias Rosy, Luisa, Miguel por tanto amor, risas, experiencias, vivencias, recuerdos, regaños, ejemplos, enseñanzas. Por estar aquí y por ser esas personas tan maravillosas. Estoy orgullosa de lo que logrado. De lo que son y de lo que dan a los demás. 

Gracias por permitirme celebrar este día a plenitud. 

 

jueves, 6 de abril de 2023

ESCRIBO... SALUD POR HACERLO DE NUEVO!!!!

Hoy me he sentado a escribir, tengo un lindo paisaje nevado frente a mí, y una taza de café. Estoy dejando que mi cabeza simplemente guie a mis dedos para poder apretar las teclas que formen las palabras y las frases que quiero en este momento exponer.
He tenido cambios radicales en mi vida y en mi persona en los últimos años. Hoy, me miro al espejo y veo una imagen diferente,  es cierto que en ocasiones esa imagen no me gusta, en otras sí. Pero lo que no puedo negar, es que esa mujer frente al espejo es alguien que aprendió primero, a descubrir que tiene alas, que sirven y que son más grandes y fuertes de lo que pensaba.
Aprendió a tomar decisiones, a delinear proyectos y metas a corto y largo plazo; por y para ella. A convivir con ella y conocerse más a fondo. Y vaya que es difícil esa mujer!!! con sus ideas, mañas, miedos, monstruos en la cabeza, con sus fobias y sus delirios. Pero fluye cuando escucha su música y canta, y baila, y toma su café por las mañanas y se deja llevar por el aroma... todo fluye cuando sueña despierta y habla sola para arrreglar su mundo. Todo fluye al igual que sus rizos sueltos que brillan bajo el sol. Con una carcajada despatarrada, que rompe el silencio de la casa como tren que va a todo vapor.
Hoy me he sentado a escribir, hacer lo que siempre me ha ayudado, me ha gustado y se me ha dado con facilidad. Por el gusto, por la añoranza, por la necesidad de plasmar lo que traigo en esta cabeza loca que de más de una vez me ha sacado de mis casillas, que me ha llevado del paraíso al infierno. Que me cuestiona, que no deja de trabajar, que no da tregua. Pero que también me aclara, me guía, me hace poner pies en tierra y recordarme que cada día es una ganancia, aunque me cueste abrir los ojos y buscar el moivo para iniciar.
Estoy sentada a miles de kilómetros de casa, de mis hijos, de mi tierra. Iniciando un nuevo capítulo en mi vida, no niego que a veces me preguno qué tan loca estoy para haber dejado todo e iniciar de cero. A veces me preguno si fue valentía, locura o cobardía. A veces me felicito porque he encontrado nuevas habilidades, he aprendido a ser paciente, menos atrabancada y más prudente. He aprendido a ser yo, y mis habilidades y virtudes son las que me han mantenido entre estable y medio cuerda. 
Hoy es Rosana la que da la cara por Rosana. Rudo asunto. Angustiante en ocasiones, con satisfacciones y caídas. Pero al final del día, agotada, enojada, frustrada, feliz... sé que ese día fue todo mío, bueno y malo, y que cada aprendizaje ha sido para mi bien y para seguir escribiendo esta nueva historia.
Estoy escribiendo con mi estado de ánimo similar al clima de aquí: después de varios días de nevada, hoy está el cielo azul y el sol brillando a más no poder... (de la temperatura mejor no hablamos, siempre he dicho que el sol en estos días es igual a la luz del congelador, ahí está de lindo adorno, pero no calienta ni por piedad de Dios) No negaré que se han vivido días complicados; que me he cuestionado mis decisiones, otros he querido tomar todo y regresar. Pero al nuevo día, sale el sol y veo lo que hago,  lo que me ha ayudado. No ha sido fácil, pero al ver mi imagen en el espejo, confirmo que ha valido la pena cada descalabro y cada premio.
Esoy sentada frente a mi computadora, escribiendo no sólo como terapia, sino como parte de lo que soy, de lo que en un momento se me dió como talento (eso creo y siento) y porque me gusta compartir de repente las cosas que salen de mi cabeza, de mi locura, incluso de esa cordura que en ocasiones se me esconde por días y de repente aparece poniendo todo de cabeza. Sí, de cabeza. Pero me ayuda a tener otra perspectiva de las cosas, de mi vida. Escribo, dejando que mis dedos recorran las teclas una y otra vez, que mi cabeza decida lo que se debe escribir, en momentos con rapidez y en otros, saboreando las palabaras, los momentos, volteando a la ventana  ver las montañas, el cielo azul que se escondió por unos días. Agradeciendo la oportunidad de un nuevo día. Agradeciendo las enseñanzas, las añoranzas, los recuerdos. Los días buenos, los malos y los que prefieron para el olvido. Los paisajes, los lugares conocidos, las nevadas, los sustos; los animales encontrados en los caminos. Los colores, los olores, los sabores. Las personas que he enconrado en el día a día, las sonrisas, las palabras, la compañía. 
Escribo desde mi locura, desde mi sonrisa que sale con las palabras, desde las lágrimas que han caído en este trayecto y por este escrito. Escribo, porque quiero regresar a hacerlo. Porque me gusta y porque lo quiero. Salud con mi café, con la montaña nevada, el cielo azul, el sol brillando, salud con el frío afuera y el calorcito dentro. Salud por este día y por las palabras que salieron para quedar escritas.


viernes, 28 de agosto de 2020

MI EQUIPO... MIS ÁNGELES

Cuando las cosas no se ponen bien, es normal que busquemos instintivamente un refugio. Un espacio, una persona. Y está bien. Es señal que contamos con un equipo de protección para casos de emergencia. Y es aquí donde  mi cabeza ha estado dando vueltas... todo con tal de no enfocarme aún en lo que los médicos y los estudios me dicen; está bien, tendré tiempo para entender y vivir con eso.
Cuando ´pienso en un equipo de protección me refiero no a un casco o botas. Me refiero a esas personas en específico en las que uno piensa al momento en que tenemos un contratiempo, un problema, un accidente... esas personas que son indispensables.
Por eso es importante saber quién debe ser parte de ese equipo. Por qué? porque deben ser quienes estén a tu lado aún cuando ni tu mismo te soportas. Que se sienten al borde de la cama aún cuando sólo quieres ver el techo y pensar lo miserable que eres.  Que te lleven un vaso con agua aunque no seas su persona favorita en ese momento.
Que aunque esté enojad@ contigo, piense en qué podría alegrarte... un chocolate, un  té, una película, un abrazo... o simplemente el saber que estás ahí y no te moverás pase lo que pase. Ese salvavidas que sabes que estará presente pase lo que pase.
Es necesario ese equipo... pero qué tanto estamos nosotros dispuestos a ser parte de ese equipo para otra persona? En las buenas todos podemos decir que sí. Pero en el análisis ya cambian las cosas. No es fácil. Porque implica darse. implica dejar el egoísmo, el coraje, el orgullo. Significa SERVIR. Y es ahí donde la puerca tuerce el rabo.
Porque ya nos justificamos, ya tratamos de deslindarnos... es que me dijo, es que me hizo. Es que ayer no me hizo caso, es que no me llamó. Es que reacciono así por su culpa...  es que si no me va a dar para qué me arriesgo. Cuando quieres a alguien, cuando te IMPORTA alguien estas ahí. PUNTO.
Tienes tu equipo de protección? Felicidades.
Eres parte del equipo de protección de alguien? 
Sé que soy una persona compleja, complicada. ( Mi padre me decía rompimos el molde contigo y afortunadamente quemamos los planos... ) sé que en ocasiones no es fácil lidiar conmigo, para mí tampoco ha sido fácil hacerlo; pero en verdad agradezco cada día a esas personas que decidieron ser mi equipo; que aquí están. Que no dudan en apoyarme aún cuando ni yo misma sé qué quiero o necesito.
Agradezco a quien con una llamada, un gesto, una palmada, una sonrisa, un detalle se hacen presentes. Bendigo a esas personas que aún cuando quisieran acariciar mi mejilla... con un ladrillo... un par de veces... están al pendiente de mí y me lo hacen saber y sobre todo; me hacen sentir que le importo y que valgo la pena.
En estos días mi vida ha dado un giro. Me enfrento a cosas como la diabetes que conozco porque la padeció mi padre y sé que mi condición me hará batallar un poco más de lo usual. Pero también me enfrento a viejos conocidos como el riñón... y a nuevos retos que ni siquiera puedo pronunciar!!! 
La primer sensación es el balde de agua helada... todo de golpe... montoneros. 
Luego... miedo... qué pasará... y sí no funciona... y si deriva en... y si...
Luego el orgullo de vamos a darle aunque sean en bola... para todos tengo y me sobra!!
Pero también hay esos momentos en los que me pongo a investigar, a buscar cómo puedo ayudarme: en qué me debo de fijar, qué debo de escuchar en mi cuerpo, cómo me debo manejar en adelante.
Y en cada de esos momentos... ha estado mi equipo... me han visto llorar, enojarme, preguntar, desesperarme, temblar.... maldecir... reír y bromear. Y me hacen cada vez más fuerte. Me dan la seguridad de que podré con esto. podremos con esto. Porque NO estoy sola y eso es una bendición.
Te invito a que veas quiénes son de tu equipo... y tu de quién o quiénes eres equipo.
Agradéceles por ello. Bendícelos... esos equipos son Ángeles de la Guarda...

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Regreso a casa...


En la búsqueda de mi identidad, en ocasiones mi mente llega a la casa de la abuela. Referente indiscutible de la familia. Esa casa que durante mi niñez representaba la familia, la unidad, todo lo que una persona de mi edad pudiera necesitar, lo encontraba ahí. Mis grandes amigos que siempre han sido mis primos hasta el día de hoy, quienes durante mi estancia me hacían agradecer cada día el tener a esa gran familia.
La figura de mi abuela, imponente, recta, recia. Una mujer que tuvo que sacar adelante a sus hijos, ser ejemplo de fortaleza, una mujer que vivió épocas duras, tristes, pero también que vió premiado sus esfuerzos al tener a sus hijos y nietos alrededor de ella.Que su palabra era ley, que su ejemplo era un desafío, que su cariño era inmenso para cada miembro de la familia; que lograba cada año el milagro de reunirnos a todos por más lejos que estuviéramos, pero sobre todo, que nos hizo orgullosos de saber que venimos de una gran casta y de una gran mujer.
La casa de la abuela, lugar de referencia para muchos momentos de mi niñez y adolescencia. Un lugar que a la vista de muchos puede ser igual que todos. Una casa más en una ciudad como cualquiera del país. Pero para mí, es el símbolo de mi familia, de mi memoria. Ese jardín en el que platicaba con mi papá por las tardes en lo que se fumaba su cigarrito. O las mañanas en la que ayudaba a la abuela a arreglar el jardín... o a cortar  granadas... o a corretear al perro, ante los reclamos de ella por el pobre animal que me tenía que soportar.
Esa ciudad, que de pequeña podía recorrer de lado a lado sin problema... ir al golfito con los primos caminando una mañana y regresar por la tarde todos sudados; devorando toda la comida que encontrábamos a nuestro paso. Ir el domingo a la presa simplemente a no hacer nada... a platicar y convivir con los primos. O caminar por la tercera en las noches de verano tomando un helado root beer. O ir al rancho y hacer enojar a mi madre por tener la audacia e inconsciencia de meternos como locos a nadar en el canal.... con el agua caliente gracias a las agradables temperaturas del desierto.
Pero mi identidad no se basa sólo en los recuerdos. Pero en cierto sentido, mi pertenencia inicia en esa casa. En ese jardín, en ese patio y que va más allá del apellido, de la sangre.
Quizá el que tratemos de conservar ese lugar nos permite sentir que seguimos honrando a la abuela, que valoramos cada momento todo lo que hizo por sus hijos estando sola. Es conservar esa memoria de ella, de su vida y de su entrega; de todo lo que hizo por tener a la familia no sólo reunida, sino unida, en las buenas y en las malas. Es el reconocer que venimos de un lugar en específico y que podemos regresar a cargar las pilas, a respirar con nostalgia nuestro pasado y rescatar con melancolía uno a uno los recuerdos que nos evoca regresar ahí.
Es quizá esa necesidad d tener un lugar visible que nos recuerde nuestro origen, más allá de la casa paterna. Un lugar que nos conecte de alguna manera con nuestro pasado, con nuestras raíces, con lo que forma de alguna manera nuestra escencia.
Y porqué no, tambien esta la casa paterna, esa casa de donde salí para formar mi propia familia. Eseluagr que uno llega a conocer de rincón a rincón. Esa casa que uno deja con tristeza, pero que sabe que estará ahí. Esa casa que continúa con la rutina, con los olores y colores. Con su jardín y patio lleno de flores y árboles, porque así mi madre lo decide.
Esa casa con el perro y gato en el patio y que sólo entran porque rebelándose a la regla materna, uno tiene esa necesidad de abrazarlos y meterlos.. y si no soy yo, es alguno de mis hijos. Esa casa con sus grandes muebles de madera, con su escalera recta y el gran librero en el descanso. Esa casa que también es centro de reunión, que en lo personal me cuesta visitar.  Esa casa en la que los recuerdos buenos y malos se agolpan de repente, en la que en cada esquina se esconde un recuerdo, en la que los aromas de mezclan con la ausencia, esa casa en la que las risas de repente dan lugar a las lágrimas, a la melancolía, a la añoranza, al querer de repente regresar el tiempo,  o detenerlo.
Pero al final, sea la casa que sea, no es el edificio lo que son mis raíces, es la gente que está o ha estado en ellos. Es la abuela con su bagaje, con sus enseñanzas, con sus lecciones, con sus regaños y por que no, con sus displicencias. Es esa mujer que nos enseñó a ser familia,  a sentirnos orgullosos de cada persona que la conforma;  a querer a cada miembro de ella mas allá de la sangre. Y a saber que podemos regresar allá y sentir el calor, el apoyo y el amor de cada uno.
No es la casa de mi padre, es lo que hizo por mí y en mi. Cada enseñanza, cada recuerdo, cada vivencia. Es el estar de nuevo tirada en el suelo hojeando sus libros, escuchando su música, cantando con él. 
Es hacer vida cada lección y transmitir a mis hijos lo que somos, de dónde somos. Transmitirles el orgullo de ser parte de una gran familia, de un bello linaje. 
Mi identidad es mi abuela, es mi padre. Son esos bastiones que aunque ya no estén en sus casa, siguen presentes en mi vida, en  mi acturar. Son los que me heredaron valores, moral, cultura. La pasión por vivir y el respeto por el otro. Son quienes me dan la fortaleza cada día, la alegría por la música y por las cosas pequeñas.Los que me enseñaron el valor de la familia y la importancia de tenerla unida.
Mi identidad es mi padre, mi roca, mi confidente. Quien me ayudó a descubrirme, a crecer, a ser independiente, a ser yo misma. El hombre que me dio las armas y el valor para ser diferente, original y sentirme plena por ello. El hombre que siempre me mostró calidez y confianza, aún cuando no coincidiéramos.
Mi identidad es más que una casa. Es mi sangre, mis raíces, mi educación... mi casta. Es lo que  me heredaron el día que nací y lo que he acumulado  con el paso del tiempo y que a su vez les estoy dejando a mis hijos. Es el orgullo de mi gente, de mi pertenencia.
Regresar a casa es más que hacer un largo viaje; regresar a casa es honrar cada momento de dónde vengo, es sentirme valiosa por lo que soy... regresar a casa es no olvidar a mi familia, a mi abuela, a mi padre... es no olvidarme, no perderme... hoy regreso a casa, como ayer, como mañana...



jueves, 29 de diciembre de 2016

Para mi fin de año

Ya se termina otro año. Este en particular fue difícil para mí en lo anímico, en lo personal, en lo familiar, en lo laboral. Cierto que todo inició desde finales del año pasado. Un remolino de dimes y diretes, amagos y situaciones que no favorecieron en lo absoluto ya ya frágil y muy deteriorada situación familiar.
Me reclamaron, me amagaron, me intentaron adoctrinar de que era "mi obligación" de que siendo como ellos quieren sería entonces una buena persona, hermana, hija, esposa, madre y de más...
Dejen decirles, que las cosas no son como creen ni serán como esperan: no hay cuentos de hadas y no hay malos ni buenos en esta historia. Sólo malas decisiones, malos momentos, pésimos consejos y sobre todo, esa ridícula necesidad de poner a competir a los familiares entre sí, de buscar la aceptación del otro en base a caprichos.
Me costó años entender de que quien te quiere, lo hace simplemente porque le haces sentir bien, porque le nace quererte. Quien te exige, quien te pone condiciones, quien te compara con el otro, quien decide qué lugar tienes en su vida en base a qué tanto te humillas, qué tanto dejas que los demás te utilicen, te agredan, qué tanto dejas que te manipule y controle tu vida, tus actos, tus decisiones, no te quiere....
Ese tipo de acciones, sólo me han demostrado una y otra vez un tremendo egoísmo y una incapacidad de darte al otro, de construir en base a la confianza, en descubrir del otro cosas que te ayuden a crecer, a tener ora mirada del mundo, que te ayuden  a pensarte como alguien importante y valioso; no como algo que se utiliza par el beneficio de dos o tres, y cuidadito de renegar o pedir un "gracias".
Quizá no soy la hija, la hermana, la tía, a esposa o la madre perfecta. Y honestamente nunca ha sido mi intención serlo. Eso me quedó claro hace muchos años, primero, porque siempre me dejaron muy claro de que nunca llegaría  a los estándares mínimos establecidos por aquellos que me comparaban todo el tiempo con mis hermanos, con su físico, su intelecto; porque ellos sí hacían lo que se les pedía, ellos sí eran los buenos, yo... yo era una pérdida de tiempo.
Con los años, me dí cuenta de que esa imperfección permanente me había ayudado a buscar más cosas, a no ser conformista, a cuestionar,a ser curiosa con la vida, a seguir maravillándome, a seguir descubriendo miradas, palabras, colores, aromas... Y por lo tanto, era la imperfecta por eso mismo: por cuestionar, por no quedarme con la primer o única explicación; por saber que tenía muchos derechos, y que iba a defenderlos... porque soy imperfecta.
Y ante la amenaza de "ya tendrás tus hijos y pagarás todas la que has hecho", me he dicho una y mil veces: no fui tan mala como me decían, pues mis hijos hasta hoy no me han hecho pagar ni sufrir lo que me predecían con esa seguridad que da ese autoritarismo disfrazado.
Y este año, mi cabeza y mi  corazón han estado desmenuzando cada escena de mi vida, desde mi infancia hasta el día que corre en la actualidad. No fue tarea fácil. Es cansado, agotador, deprimente, pero sobre todo, una tarea muy solitaria.
Entre eso y un ambiente laboral nada deseado, había días en los que no sabía si rendirme o aceptar esas palabras "eres una mala persona, nunca harás algo bueno" y renunciar a todo y dejarme caer.
Y algo pasaba... una llamada, un mensaje, una publicación que me recordaban que no soy perfecta, que nunca he querido ser perfecta, pero sobre todo que nunca me ha importado ser perfecta. Por Dios! si son esas imperfecciones las que me han ayudado a ser lo que soy;  a valorar todo lo que tengo, lo que hago; a agradecer por mi esposo, mis hijos, por cada amigos que llega por cada amigo que se va. Por cada triunfo, por cada fracaso.
Y entonces vienen a decirme de que soy la responsable de no se que tantas cosas y personas, que debo estar ahí aunque me traten mal, pésimo o como puedan. Que lo que soy y lo que tengo debo de ponerlo a sus órdenes, porque para eso me lo dio Dios: para ayudar a mi gente, porque es mi obligación.
Y me vienen a querer dar lecciones de vida y de bondad. Encasillándome en el papel de malvada, de inconsciente, de mal ejemplo y casi de deshonor....
Y se preguntan todavía por qué soy rebelde....
Aviso: no es rebeldía; es sensatez, congruencia, amor propio, dignidad.
Y poco a poco, mi pecho dejó de sentirse oprimido, mi cabeza se sentía más liviana, mi risa más ruidosa y mi mirada más brillante.
De repente, me sentí ligera, tranquila, renovada. Había tirado el lastre que cargaba por años.
Mi padre me enseñó a amar sin medida, pero cuidando mi dignidad. Me enseñó a no odiar, pero seguir siendo cautelosa.  A confiar en el otro, pero no dejar que me utilicen. Pero sobre todo, me enseñó mi propia valía y una y otra vez resaltaba ese "modo poco convencional de vivir y de hacer las cosas, que ante todo pronóstico, me salían más que bien".
"Tu conciencia te guía", me decía, " si no te anda dando lata, si te deja hacer tu vida con tranquilidad, señal de que tu conciencia está bien" y sí. Hasta hoy en este sentido, no me dicho que estoy mal, ni que debo pedir disculpas, o reconsiderar nada. Por más que terceros de una u otra manera insistan en que debo hacer algo para mejorar mi actitud.
Y cada que llega mi cumpleaños, navidad, año nuevo o alguna fecha en especial y me preguntan qué haré, dónde lo pasaré, mi respuesta es simple: estando mis hijos, mi marido, la gente que quiero, la gente que me quiere tal cual soy,  lo de más, es lo de menos.
Cierto que no ha sido fácil, no tener quien me aconseje, quien me enseñara a ser madre, quien me acompañara en momentos claves de mi vida. Es cierto que aprendí a tomar decisiones y aprendí a afrontar las consecuencias de las mismas; me hice más fuerte, mas independiente, más segura de mí.
Hoy sé que eso lo ven mis hijos. Ven a una mujer, a una madre, rara, diferente, medio loca, que rompió esquemas, pero que cada paso que da, lo da con seguridad y convicción. Sé que ven a una madre que les enseñó a quererse sin competir entre ellos, que saben lo valiosos y geniales que son. Que el tiempo con ellos es un enorme tesoro que Dios me ha dado. Si soy tan mala, por qué me dió semejantes ángeles para cuidar?
Hoy sé que Migue me ve con orgullo. Que su confianza no ha sido defraudada en ningún sentido. Sabe lo que he pasado y en él me he refugiado miles de veces, es mi roca, es mi inspiración y ese  motor de ser mejor cada día.
Y a unas horas de cerrar el año, me he dado cuenta de que estoy rodeada de gente valiosa e importante en mi vida: Un marido y unos hijos fuera de serie, son lo mejor de mí.
Tengo unos primos fabulosos, unos sobrinos increíbles, amigos que son ya familia, hermanas con el apodo de amigas que han estado a mi lado en las buenas, en las malas y en las peores. Unos compañeros de trabajo que me han aceptado, aguantado y querido como no lo esperé... unos chamucos que son lindos y alegran las horas en la oficina.
No incie bien este 2016, fue difícil llevar los días y las semanas, pero al final, el saldo es a favor: a mi favor!
Y no estoy dispuesta a que me cuestionen, reclamen o intenten colgar medallitas ni obligaciones que se inventan por calmar a lo mejor su propia conciencia. No estoy dispuesta a competir por una palabra amable o un trato frío. No estoy dispuesta a dejar o mucho que hoy tengo, por lo que otros quieran darme de propina  exigiendo de mí mi dignidad  o la de Migue o la de mis hijos.
Ya se termina este año, y dejaré ir todo lo que me ha lastimado, pero que me ha reforzado y hecho crecer más, madurar y también aceptar. No le deseo mal a nadie, bendigo a todos y pido a Dios por que les de luz, sabiduría y mucho amor que les permita sanar y madurar.
Gracias 2016 por todo lo malo y gracias por permitirme aprender y seguir adelante con mayor seguridad en mí en cada uno de mis pasos; por dejar aquello que pesaba y era inútil en mi vida.Gracias por que en los momentos difíciles me permitiste aprender y ver lo bueno de las cosas.
Adiós 2016... Hola 2017, y tú nuevo año, pórtate bien!!!




lunes, 24 de octubre de 2016

Un Aniversario más

Este fin de semana fue de celebración en familia.
Festejamos un año más de vida en pareja, de vida familiar, de vida en común.
Ya un camino largo recorrido, que no es una simple acumulación de calendarios o de días, o de horas...
Es un álbum de vida. De la vida de Migue de la mía, de la vida de cada uno de nuestros hijos. Así. En lo individual y en familia.
Porque cada uno ha ido hilando a lo largo de estos años nuestra historia.
Nos es un acumulado de fotos publicadas o guardadas en una memoria o en un álbum, o en una caja. Es un acumulado de recuerdos, de anécdotas; sazonados con risas, con lágrimas, con lecciones.
Trazada por kilómetros recorridos a lo largo de nuestra vida en nuestros viajes de pareja, con los hijos, con la familia, con amigos.
Es más que un número, es más que dos dígitos.
Su significado va más allá de Aniversario o de Familia.
Lo que es, es al final lo que somos. Por separado y en conjunto.
Somos una familia, un equipo, una tribu. Un puñado de orates que disfrutan su locura y la gozan más estando reunidos. Dándonos cuerda a cada instante.
No importa si es tirados en la cama viendo lo que se nos antoje en la tele. O alrededor de una mesa con la baraja, con el adigma o cualquier juego que nos haga pasar el rato y darnos cuenta de golpe que ya es de madrugada... y quedaron en el tintero bromas, burlas, risas.... O si es en algún pueblo o ciudad, caminando, subiendo, bajando. Visitando museos, sitios arqueológicos, parques, iglesias, mercados...
No nos define el apellido... nosotros lo definimos, lo creamos, le dimos un nuevo sentido, un nuevo significado. Y no es sólo para identificarnos del resto o reconocernos como familia. No. Nos da una identidad única. MARQUIÑONES. Así como no hay algo así, sabemos que no hay nada como nosotros.
Por eso, cada 21 de octubre no celebramos un aniversario de bodas más. Celebramos la vida, la decisión diaria de cumplir con nuestra palabra frente al altar. Celebramos la unión, los hijos. Celebramos nuestro camino y nuestros logros. Celebramos los fracasos porque nos han dado enseñanzas.
Es fácil decir "cumplo X años de casado" pero no es fácil decir que esos años han valido la pena.
Que volvería a casarme  con Migue, que seguiría el mismo camino. Puesto que es lo que nos ha hecho lo que hoy somos.
Este caminar no se nos presentó sencillo.
Hemos enfrentado retos a lo largo de nuestra historia.
Hemos crecido juntos como personas. Hemos madurado.
Hemos aprendido a ser mejores para el otro, sin esperar que el otro sea mejor para mí.
Un año más de compartir mi vida con un hombre simplemente brillante y maravilloso.
Un hombre que igual me acepta con mis locuras, que con mis enojos, mis tristezas, alegrías, desafíos, desencantos.
Un hombre que me da la mano para que le acompañe, el oído para que le aconseje y el hombro para que sueñe.
Un hombre que me complementa, que me impulsa y me quiere simplemente tal cual soy.
Un aniversario más de agradecer lo afortunada que soy por mis hijos. Por la familia que hemos conformado.
Y sí. Un año más que celebramos como lo hacemos con las cosas que Dios nos pone en nuestro camino, buena o mala: JUNTOS, UNIDOS.
Aunque cansados, desvelados, molidos y demás... este fin de semana se une a los recuerdos familiares. No voy a decir uno más, porque todos son igual de bellos y valiosos y en su conjunto nos dan un tesoro inigualable.
No diré que vamos por otro año juntos: vamos por más vivencias, por más momentos, por más risas. Por el día a día, por ese entretejer una gran historia con anécdotas, con pedacitos de cada uno y a la vez con la unidad de los cinco.
Gracias Migue, Rosy, Luisa Miguel. Gracias vida. Gracias Dios.

martes, 10 de mayo de 2016

10 de mayo!

Hoy que es 10 de mayo, tengo mucho por agradecer. Lo primero: no estoy en el hospital ni convaleciente!!! jajajaja. No, eso no es lo primero.
Lo primero es agradecer a Dios por retractarse y siempre sí dejarme ser madre. Y no de uno ni de dos: de tres!!! Y vaya trío que me puso en mis manos!!!
En segundo lugar a Migue, porque no sólo me eligió como esposa-compañera-cómplice, sino como la madre de sus hijos!! Y ese grado de confianza, no es pequeño ni simple.
En tercer lugar a mi trío de tres patines. A ellos por estar aquí, por permitir que cada día sea uno diferente. A ellos que me han dado más de lo que les doy. Ellos que me han hecho la labor no tan complicada y eso que siguen sin instructivo!!!!
Ellos que me ayudaron a ser más paciente, más creativa, a tener pies de plomo, a dejarme de egoísmos, a dejar la soberbia a un lado. Ellos que me han permitido conservar a mi niño interior (ese que a veces aflora más y les enfada y los tortura...) que me han enseñado lo que es la sencillez de alma. Ellos que no dejan de sorprenderme y no sólo por lo mucho que han crecido, o por el paso de los años; sino por lo maravillosos que son.
Para mí ser madre ha sido relativamente fácil. O soy muy ruda o ellos son buenos!!! y honestamente me quiero quedar con esta duda!!!
Este 10 de mayo lo he festejado desde días antes con mis hijos. Lo he disfrutado tanto, como no la hacía en otros años. No sé si es la edad, la melancolía, el saber que cada día que pasa mis pollos están más cerca de dejar el nido... no lo sé, pero he aprovechado cada segundo, cada momento, atesoro cada risa, cada bullying que me hacen, cada frase nueva.
Hoy me gustaría que todas las mujeres que conozco y han sido bendecidas con el don de la maternidad, se tomen un tiempo para agradecer lo que significa el no sólo poder dar vida, sino acompañarla, guiarla... transformarla. Y que sus hijos les festejen y reconozcan la labor que han hecho hasta este día; que las apapachen y consientan mucho.
Que cada uno de sus hijos aprecien lo que han hecho desde el momento en que la vida se formó en su vientre. Los meses de ansiosa espera, los achaques, los nervios por tener a una cosita llorona en brazo, por cambiarla, bañarla, alimentarla... por las constantes dudas de si seremos o no buenas madres, por el miedo de cometer errores garrafales con ellos. Por leer y tratar de memorizar cada libro que pasaba por nuestras manos con los consejos para ser madre.... y darte cuenta de la realidad de que el bebé venía sin instructivo, de que lo armaron en china y una ni idea de que rayos le pasa a dicho bodoque: hambre, sueño, frío, está sucio, cansado, aburrido, le duele algo... o sólo entrena los pulmones para cuando sea adolescente....
Que cada hijo reconozca a la mujer que se desveló cuidando su sueño, cuidando que respirara... cada diez segundos, preguntándose si la posición en la que esta es la adecuada, si el pediatra lo aprueba... porque la vecina, la hermana, la tía, la abuela le recomiendan algo diferente. Que reconozcan las desveladas cuidando que no subiera la fiebre, que no tuviera pesadillas, que no tuviera miedo de los rayos, de los truenos. Revisando cada rincón del cuarto para espantar los monstruos debajo de la cama o encerrados en el clóset.
Que agradezcan al chofer personal, al estilista dedicado, a la modista, a la organizadora de fiestas infantiles y pijamadas: a esa nutrióloga que tenía la manía de preparar verdura, verduras y más verduras; o platillos "exóticos" con una presentación más exótica aún. Por esos experimentos culinarios que sólo pretendían nutrir a sus pequeños para que rindieran en las clases de natación fut, tenis, karate.... ajedrez o lo que el pimpollo quisiera practicar.
Por esos días en que se quedaba a fónica de tanto gritar porras a su hijo, o de reclamar al árbitro o al jugador contrario. Por ese odio hacia el equipo enemigo de su hijo, por estar cada partido, cada entrenamiento ahí, fiel, dispuesta a ver cada avance de su criatura.
Que agradezcan todos los festivales y disfraces que conseguía sólo Dios sabe cómo, y todavía se levantaba temprano para peinar y maquillar a su estrella favorita. Por enternecerse una y otra vez al ver a su hijo en el escenario cantando, bailando, diciendo un poema.
Que reconozcan todas las fiestas infantiles a las que asistió porque el pequeño no quería estar sólo.... y sólo se acordaba de que estaba su mami ahí cuando quería comer, beber agua, porque no encontraba los tenis que dejó "junto al brincolín" y estaba uno en el arenero y el otro en el baño, hasta ahora no sabemos cómo es eso posible.
Este día el facebook, el whatsapp, estarán llenos de fotos y felicitaciones de una madres a otras, de los hijos a sus madres, a las abuelas, a las tías, a las amigas. Los restaurantes estarán llenos todo el día por aquellos que llevan a la esposa, a la madre a desayunar, a comer o a cenar.
Hoy mamá es la reina de la casa y de la vida de sus seres queridos.
Hoy se merecen un homenaje y una eterna gratitud por lo que es el trabajo de ser madre. No es fácil saber que se tiene una vida en las manos y que depende enteramente de nosotras; no es fácil ver a tu hijo lastimado y tener que ser fuerte para calmarlo, curarlo, y hacer que confíe de nuevo. No es fácil ver como crecen y cada día son más independientes. No es fácil ver que prueben sus alas con el temor de que caigan. No es fácil....
Pero es maravilloso ver cómo en su independencia y en su afán de probarse, van madurando, van creciendo y van aprovechando las oportunidades que la vida les da. Es maravilloso ver como se convierten en niños, adolescentes, jóvenes, personas de bien y cómo toman las decisiones que van delineando su vida, su profesión, su futuro. Y ver cómo regresan al nido para que su madre los felicite, los abrace, los aconseje, los cobije.
Es maravilloso estar frente a una caja repleta de fotos y recordar cada momento y darte cuenta de que esas personas son geniales, en parte por ti.
Es maravilloso saber que las desveladas, regaños, miedos, nervios, castigos, lágrimas, risas, han valido la pena. Y hoy, 10 de mayo, nos podemos sentar y hacer ese recuento de los años, de los momentos. Y podemos estar agradecidas por los hijos que tenemos y por la ventura de ser madre.
Para mí, este día, es día de agradecer por este don de ser madre. Por permitirme tener en mis manso y en mi vida a tres seres maravillosos que cada día me sorprenden por su nobleza, por su cariño, por sus detalles, por sus cuidados... Estoy agradecida porque con Migue he formado una bella familia.
Sé que no somos perfectos y no pretendemos serlo. Sabemos que tenemos defectos, y eso nos hace divertidos, conscientes de nuestro lugar y nos ayudan a tener siempre los pies sobre la tierra. Sabemos que tenemos defectos y ese es un buen "pretexto" para ayudarnos unos a otros, para ser solidarios, para tenernos paciencia y saber que entre todos somos un grandioso equipo.
Hoy este día es simplemente el día en que reconozco que mi trío me han hecho la madre más feliz; no seré la mejor o la más grandiosa. Pero sé que soy la que más se divierte, la que prefiere una tarde con ellos sentados en la mesa echando chal; o tirados en la cama viendo series o películas; o jugando baraja o pinta monos, o lo que sea, mientras sea juntos.
Felicidades a todas las mamás, a las casadas, a las solteras. A todas las que luchan por sus hijos, que son las primeras en regañarlos y las primeras en defenderlos; a las que se fajan los pantalones para sacar adelante a sus hijos; a las que son ejemplo de bondad y entrega. A todas, hoy es su día, el día en en que recordamos todo lo que hacen los otros 364 días....
Feliz día de las madres ahhh y les presumo que mis hijos me trajeron un bello arreglo de rosas y un SÚPER MINION GIGANTE!!! sólo para mí!!!!