viernes, 21 de marzo de 2014

Y en este juego... perdimos todos

A lo largo de mi vida he tomado múltiples decisiones, unas buenas, otras malas y también algunas más que peores. sin embargo me han llevado hasta este días, hasta este momento. Me han forjado, me han fortalecido, me han sensibilizado; me han hecho más humana o me han hecho apartarme y poner muros, distancia, tiempo de por medio.
Desde pequeña tuve que hacerlo. Estar eligiendo caminos, rutas, estilos de vida. Las opciones en ocasiones se me presentaban; en otras, tenía que crearlas yo misma y seguir adelante. Hace 20 años tomé un camino que me ha hecho feliz, realizada. No ha sido fácil. No por Migue que ha estado a mi lado y ha sido mi apoyo en todo momento. El me ha enseñado lo que valgo y lo que puedo ofrecer. Por él soy mejor persona día a día.
En este tiempo, he hecho cosas de las cuales me siento más que orgullosa; otras que no tanto y reconozco que he cometido errores que he tratado de enmendar en mi día a día.
No me considero una santa, menos una persona malévola que se ha dedicado a separar familias o a enemistar personas. Soy lo que se dice una simple pecadora estándar. Quien realmente me conoce, sabe que soy una persona que ha preferido hacer las cosas por si misma, que si no voy a aportar algo, tampoco resto. Y no ando por la vida buscando pleito con quien se me cruza en mi camino. Por como soy he sido dañada y reconozco que también he dañado.
Durante años he recolectado una buena cantidad de cicatrices que contribuyeron a que me hiciera más desconfiada. Me aparté de mucha gente que por no poder o no querer entenderme decidieron crear su versión de las cosas. Y de esas versiones se suscitaron una cantidad de situaciones desfavorables, en ocasiones para mi, en ocasiones para ellos. En este ridículo juego de supuestos perdimos todos.
Lamente, me reclamé y me reclamaron. Se tomaron atribuciones y yo me tomé la propia de alejarme. No me daré baños de pureza porque sería una hipocresía y no podría mirarme al espejo ni ver a los míos a los ojos. Pero aprendí a la mala que debería callarme y no reclamar, no poner puntos sobre las íes, no aclarar nada que me molestara; ya que eso ocasionaba mayores conflictos.
Y dolía, y mucho. Entre hacerme sentir que era malagradecida, desentendida, grosera, mala persona, que no era capaz de querer o respetar; yo respondía con mi desdén y falta de interés por ellos. Me alejaba e intentaba ser indiferente. En este ridículo juego de supuestos, perdimos todos.
Con el paso del tiempo, y la distancia, y el cansancio de no saber que hacer o que no; el sentimiento de derrota, de no pertenencia, llegaron las ganas de gritar, de confrontar, de acabar de una vez con todo, de reclamar un poco de respeto que se me negó desde el principio... de nuevo me veía de pie, en una encrucijada, otra decisión por tomar que no era fácil.
Y opté de nuevo por poner distancia. Era lo más sano. Ya ni llorar valía la pena, ya ni sentir tristeza, ya no era opción integrarme a otra familia...ya tenía ya la mía propia: mis esposo y mis hijos y me abracé con fuerza a esa esperanza, a esos seres que me llenaban con luz y alegría mis días.
Ya no me afano a ser aceptada por quien me demostró de muchas maneras que no era bien vista. Quien me hacia gestos de que me fuera, de que me callara. Ya no me importa si me saludan o no, si se retiran cuando llego, o si están esperando para preguntar si estoy estrenando o alguno de mis hijos, si mi música es considerada ruido o no, si mi casa está impecable o si tengo un altero de ropa gritando "plánchame"...  si me dicen que mi cabello está descuidado o mi persona. Si me critican porque no me maquillo o porque mi ropa ese día me hace ver flaca o se me nota la panza o el gordito; si ando descalza o en tacones; si quiero a mis hijos o aún no; si creen que los regaño cada 10 minutos o que los descuido; o que los programo respecto de los demás; o que quieran saber qué hacemos a dónde vamos, con quién; si soy o no suficiente para ellos; dejar de estar dando explicaciones a diestra y siniestra; no dar opiniones contrarias a las que esperan para quedar bien con todos...
Llegó un momento en que todo eso pasó. Y con sorpresa descubrí que ya no me provocan ni angustia, ni miedo, ni coraje, ni dolor, ni ganas de llevarles la contra... simplemente no me provocan... nada. Llegué al punto en que ni me alegro ni me molesto por ellos. Tienen y tendrán su lugar por lo que cada uno representa, pero no porque se lo hayan ganado o porque me inspiren o les admire. Y pido a Dios que no me convierta en una cínica que termine por ser a tal grado indiferente que terminen por no importarme en lo absoluto.
Solo sé que el daño se hizo. De ambos lados. Las cicatrices ahí quedaron y nada será igual. En este absurdo juego perdimos todos.
Y aquí estoy de nuevo en otra encrucijada. Pidiendo a Dios, paciencia y sabiduría para no enredarme de nuevo en este tipo de juegos. Que me ayude a aprender de lo pasado, a perdonar y a seguir adelante. Ver lo rescatable y aprender de lo perdido. Que me ayude a que si las cosas cambian dejar ese recelo y abrirme. A demostrar que tenemos y podemos dar mucho más.
Porque uno de los caminos que transité fue un  absurdo juego de poder en el que terminamos derrotados todos...


jueves, 6 de marzo de 2014

Para mi Rosy....

Hace tiempo una persona cercana se me acercó y me dijo "que le alegraba el ver que por fin quería a mi hija y se lo demostraba..." pues según veía desde que nació un rechazo de mi parte hacia ella. Por más que intenté demostrarle que estaba en un tremendo error, lo único que salía de su boca era "no es  cierto"... 
Y así sin más entendí que esta persona había decidido que yo apenas empecé a querer a mi hija y que no habría nada que la hiciera cambiar de opinión. 
No niego que me frustré durante un tiempo y buscaba en mi comportamiento algo que corroborará ese comentario. Es fecha que no encuentro un motivo por el cual se me acusara de algo tan bajo como es no querer a tu propio hijo.
Dios me dio tres. Me encargó a tres de sus ángeles para que los cuidara y educara pero sobre todo para que los amara tanto. Mis dos mejoras obras en la vida son mi matrimonio y mis hijos. Cada día abro más mi corazón y mi alma para darle más. Para que se sientan seguros, queridos, apoyados, confortados.
Ellos cuatro me enseñaron que puedo querer sin desconfiar, sin salir lastimada y que seré correspondida sin medida.
Mañana es el cumpleaños de la más grande. Ya llega a los 19. Y estos años han sido una aventura con ella. No han sido aburridos. Desde el momento que supe que iba a ser madre al día de hoy he vivido con ella grandes cosas y momentos. Aprendí a ser madre, amiga confidente. Asesora de modas, GPS, hombro sobre el cual llorar, alcahuete, consoladora de los afligidos, mano dura, mano firme y corazón de pollo.
Con ella he pasado tardes de maravillosas charlas, de cafecitos con tartas, de caminar simplemente, de acompañarnos, de momentos de acurrucarnos un rato en la cama sólo por el gusto de estar así.
Aprendí a entender su carácter (nada fácil por cierto), a ayudarla a manejarlo, a consolidar su personalidad. Aprendí a derretirme con su risa o con que llegue y se me restriegue en el hombro para que la abrace...
Ella sufrió los miedos de su madre joven y primeriza; de esa inexperiencia que me hacían más torpe de lo normal. Miedo hasta de quitarle el pañal o no darle de comer de manera adecuada. Miedo cada que lloraba y no saber de qué. Miedo de que tuviera frío o calor y yo no acondicionarle su espacio de manera adecuada... miedo a todo, incluso el miedo a que creciera, a que de repente no me necesitara, a no ser mas su confidente.
Ella sufrió mis inexperiencias y novatadas, como el ponerla sobre una bocina porque pensé era un banco; el llevarla a todos lados aún de noche. El escuchar música todo el día porque me encanta. El tener que convivir con adultos hasta que nació su hermana.
Ella entendió muy pronto su rol de hermana mayor, se enamoró a primera vista de sus hermanos. Los cuidó y consintió. Y por qué no decirlo, los regañaba antes que yo y se ponía muy en su papel de soy la mayor y me deben obedecer!! 
Ya mañana cumple un año más de vida. Y hasta en su llegada me dio tiempo para asimilarlo... 15 horas para que llegara y ese tiempo fue para mí crucial. En el hospital, en la espera de que naciera, mis miedos y dudas me crearon tremenda ansiedad, no había vuelta atrás. Y en esas horas de espera dejé de ser una simple joven de 20 años y me convertí en mamá. 
Más que felicitarla por un año más de vida, quiero agradecerle por llegar a la mía. Por hacerme reír, llorar, enojar, desesperar... por enseñarme la nobleza y el amor sin condición. Por ser tan buena hija y hermana por ser responsable que aún llegando tarde la escuela te acuerdas de darle el beso de buenas noches a tus hermanos, de que sepan que estás ahí. Porque a pesar de lo cansada de tu semana, te quedas a ayudarme y a consentirme. Porque ayudas a tu padre en la oficina con alegría, y estás dispuesta a darle la mano a quién lo necesite así sea llegar más temprano.
No necesito que esa persona que asegura no te quise o no te quiero cambie de opinión, sé que no lo hará. Y en realidad a estas alturas no me importa en lo absoluto lo que piense. Lo que me importa es ver lo afortunada que soy al tener a Rosy y sentir su cariño y detalles.
Hija: llegas a una etapa de tu vida que te cambiará tu presente y futuro. Estás forjando tu camino y porvenir. Cada día que pasa consolidas tu personalidad y tu vocación. Afirmas tus virtudes y vences tus errores. Ya no eres esa niña de sombreros y calcetas con listones. La que amaba las muñecas y los vestidos de vuelos y colores. Pero conserva esa alegría y esa espontaneidad; conserva tu capacidad de asombro y esa curiosidad que te hace leer y devorar libros; conserva esa sencillez de alma y de trato; cultiva esa nobleza y tus valores; desarrolla tus virtudes y haz de tus defectos la plataforma perfecta para superarte día a día. No olvides al prójimo: respétalo y valóralo, dale su lugar y aprende de cada persona que cruce por tu vida. Dios te bendiga y te ilumine en tu vida, te ayude a ser fuerte, sabía, congruente, feliz. Recuerda que siempre estaré aquí para tí si necesitas un abrazo, un consuelo, un beso, un chocolate, un consejo.
 Ama cada día y exprímelo!!!! 




 

jueves, 27 de febrero de 2014

A los 40, más sabia o más vieja...

Cerca de una vuelta más al calendario de mi vida. Un año más que según se vea puede ser uno menos de vida o uno más de experiencia.
Y me he preguntado acumular calendarios me ha hecho más sabia? Más paciente? Menos criticona? Mejor persona? O sólo he coleccionado tiempo y momentos sin sacarles provecho?
Qué hace que una persona sea madura? el kilometraje recorrido, o las experiencias obtenidas en el mismo?
Qué hace que una mujer sea sabia y plena?
Dicen que una mujer que llega a los 40 es ya más segura de sí misma, de su cuerpo, de su entorno. Es una mujer que sabe cómo arreglarse, cómo caminar, cómo llamar la atención.
Los 40 son los nuevos 20... entonces si es así, somos una generación que no quiere envejecer. Que quiere seguir de fiesta hasta el amanecer.
Si son los nuevos 20 entonces no tendríamos la montaña de responsabilidades que se tienen a estas alturas: casa, hijos, trabajo, marido, padres, uno mismo. Y estaríamos leleando por la vida esperando lo mejor de ella, no batallar y sólo angustiarnos por saber qué zapatos y bolso van con lo elegido para la siguiente fiesta o salida de fin de semana...
Seríamos demasiado inseguras y acosaríamos al pobre marido todo el día... no me ha llamado; lo noté raro al despedirse; será cierto que llegará?; ese beso de despedida fue distinto, estará molesto?; y si le llamo para preguntarle?; por qué fulanita me saludó así? de seguro es porque envidia como me veo; si me compro ese vestido seré la envidia de todas!!!!....
Si son los nuevos 20 estaríamos aún buscando nuestro estilo, nuestra personalidad. Seguiríamos experimentando con la ropa, el maquillaje. Seríamos un desastre en la oficina o a mediodía e ir por nuestros hijos.
Si fuera cierto, yo estaría con bebé... iniciando mi vida. Madurando a pasos agigantados para poder ser buena esposa y madre.
Y si los 40 son los nuevos 30?? bueno, estaríamos en plena lucha laboral, algunas con hijos pequeños y el dilema de cómo conjugar las cosas de  la mejor manera. Seguirían con los malabares diarios para cumplir con todo.
Estaríamos con la pregunta al aire de si eso que apareció de pronto por la mañana es la marca de la almohada o el inevitable paso del tiempo en nuestro rostro; honestamente no sé por qué le llaman "paso del tiempo" si así fuera no haría estragos. Más bien las primeras señales de que el tiempo llegó para quedarse en nuestra cara; vivir en nuestro cuerpo y jubilarse cuando nos cansemos de teñirnos las canas...
Y esa pregunta ¿me estoy haciendo vieja? estará presente cuando notemos el trabajo de la gravedad en algunas partes de nuestro cuerpo. Reconozco que la gravedad se toma muy en serio su trabajo y lo hace bastante bien. Y empezamos a revisar nuestros brazos, abdomen, piernas, trasero, papada, cachetes... cualquier signo de flacidez o "debilidad" muscular es una alarma para nosotras y empezamos con la compra masiva de productos anti envejecimiento o de tratamientos para evitar lo inevitable...
Somos más seguras en los 30? no del todo. Vemos con recelo  a las de 20. Tememos en secreto que nos cambien, que noten la diferencia. Que nuestra jovialidad desaparezca. Que nos volvamos aburridas. Nos da cierto temor por más que lo neguemos de envejecer, de arrugarnos, de cambiar, de no poder controlar nuestro peso, de ver cómo nuestro metabolismo va cambiando poco a poco y se nos hace cada vez más difícil bajar de peso. Vemos como la llantita amenaza con inflarse, el vientre quiere liberarse y expandirse... Y entendemos que el ejercicio se va haciendo indispensable para poder mantener todo en su lugar y darle batalla a la mentada gravedad.
A los 30 no sabemos si seguimos siendo jóvenes o adultos (y crearon el término adulto joven para que no nos sintamos taaan mal).
Entonces? Simple: los 40 son los 40... ya pasamos por dos décadas que debieron servirnos para conocernos, para aceptar que la maternidad, la vida, el tiempo hace sus estragos en nosotras. Que cada cana, arruga, bultito, cicatriz y demás son marcas de batalla.
Los 40 son los 40, el cuarto piso... y vaya que no es simple hacerlo, porque no llegamos ahí con elevador, sino escalón por escalón a nuestro paso, a nuestro tiempo. A nuestro deseo o capricho. En ocasiones deteniéndonos un poco o corriendo, quizá nos brincamos un escalón, a lo mejor retrocedimos dos... pero seguimos adelante.
Somos más seguras?? deberíamos. Si vemos hacia abajo, podemos ver todo lo recorrido. En mi caso, sé quién soy, lo que soy; sé lo que puedo dar, lo que no; se lo que quiero dar y lo que no. Deberíamos sentirnos más seguras ya que dominamos más nuestro cuerpo, lo conocemos muy bien. Sabemos qué ropa nos queda perfecta y cuál debemos evitar. No necesitamos colgarnos el molcajete para llamar la atención. Tenemos más cultura, más preparación. La vida nos ha dado ya muchas lecciones.
Sabemos ser orgullosas y humildes. Reímos con la vida y con ganas, lloramos sólo cuando vale la pena. Sabemos el valor de un buen abrazo y agradecemos un ingenioso piropo. Nos sentimos cómodas con nosotras y caminamos haciéndolo saber. Sabemos que quién está a nuestro lado es por amor. Que la amigas son hermanas; que no es necesario verles todos los días y a todas horas; que estarán ahí para ti y tú para ellas. Qué las grandes pachangas son ahora reuniones en casa, charlas, anécdotas, recuerdos, tinto y canciones. El mejor vestido es el que te hace sentir tú misma.
A los 40 debemos ser mejores, no añorar tiempos pasado ni temer al futuro. No somos ancianas ni jovencitas. Se está justo a la mitad de la vida. Falta mucho por recorrer, mucho por descubrir, mucho por aprender.
Entonces nos hace más maduras la edad o lo recorrido? Ambas cosas, si a lo largo del camino hemos disfrutado, perdonado, amado, reído, llorado, caído, levantado... si viendo hacia abajo reconocemos que cada escalón ha forjado lo que somos en este momento. Si abrazamos nuestro pasado para encontrar cálido el presente y sentirnos libres para el futuro....



lunes, 30 de septiembre de 2013

Faltan líderes

No sé si sea el hecho de que nuestros gobiernos municipal, estatal y federal están para llorar, de que la gente se empieza a quejar de lo mal que se presentan las cosas. Y para colmo de males, las voces que se levantan son la de los ciudadanos cansados de lo mismo y no se ve por ningún lado los llamados "líderes" que se unan o realicen alguna protesta a la situación social y económica que sufre nuestro país.
Y no aparecen esos líderes, porque desde hace tiempo han desaparecido,se han mimetizado con las corrientes y grupos en el poder.
Hoy se puede ver a los "líderes mesiánicos" si, aquellos que todo critican, todo está mal, exhiben al grupo en el poder, nada les satisface... porque ello no están en el poder. Y cuando lo están, sus acciones son de fachada, sus propuestas son de dientes hacia a fuera, ya que si le rascamos un poco, encontramos que estos ilustres personajes son unos vividores, no tienen un trabajo fijo, pero viven como reyes, viajan en primera clase o en vuelos privados, conocen todos los grandes restaurantes de la ciudad, estado y país, sus hijos están en buenos colegios; y nunca mencionan de dónde proviene el dinero que les mantiene. Porque si fuera dinero suyo, ya hubieran sacado sus estados de cuenta bancarios para demostrarlo.
Están los "líderes charros" esos que se aprovechan de la necesidad, de la vulnerabilidad de las personas. Son los más conocidos por manejar una buena lista de acarreados. Son los encargados de "repartir" las ayudas del gobierno, dígase programas de Desarrollo social, DIF, Seguro Popular, Instituto de la Mujer, Del Adulto Mayor, De apoyo a los estudiantes... ellos son los que deciden quién recibe ayuda en sus comunidades y quién no, basándose simplemente en la filiación política... Y en elecciones son los que ayudan a llevar a la gente a  los mítines con torta y chesco para cada asistente; y el día de las elecciones es el que "facilita" el transporte a sus vecinos para ir a votar...
Están los "líderes morales" de estos hay de dos tipos: el líder moral que hizo su fama a la mala. Siendo el porro, represor. Algunos iniciaron como líderes charros o simples golpeadores de algún político o grupo. Y con el tiempo el miedo de la gente los colocó en el puesto de intocables... podemos citar algunos en nuestra sociedad... como sindicatos, universidades. Esos a quién todos les hacen caravanas y llegan con tremendo aparato de seguridad... derrochando prepotencia.
Los otros líderes morales, son los que se encontraron con la muerte. Aquellos que su trabajo sirve para que otros continúen su labor o los más sinvergüenzas se sirvan de la memoria de éste. Y hay en diversos niveles y clases: desde el líder moral ético, congruente, luchador. Hasta el vivillo, falaz y adulador....
Y que decir de los llamados "lideres empresariales" que ahora brillan por su ausencia... a menos que sus intereses monetarios se vean afectados, ahí si salen desgarrándose vestiduras. Porque la verdad es que en México, el empresario en los últimos años se ha desdibujado y ha perdido peso moral en la sociedad. Ya es más frecuente ver al empresario adulando a quien está en el poder... hasta el momento en que lo deja y sigue adulando a quien le sigue... sin importar ideología, creencia ni moral... sólo por mantener sus intereses y negocios a buen resguardo.
Ni mencionar a aquellos empresarios que han utilizado la religión para hacer negocios. Su defensa hacia ella, su encono por sacralizarla va en la proporción en que sabe cuánto beneficio puede sacar de ello. Desde becas para sus hijos hasta negocios propiamente dichos con las instituciones... siempre buscando obtener una buena ganancia... eso sí, no dejan de lado su discurso de "todo sea por ayudar y servir" (pero no dicen a quién)
El sector empresarial se ha alejado de la sociedad. quien al final de cuentas es quién de alguna manera le ha dado su jerarquía; ya sea como empleado o como consumidor. Ya no hay un empresario que haga las cosas por simple altruismo. El ídolo del dinero es más poderoso hasta de sus creencias...
Hay un vacío en los líderes religiosos. Hoy en día es muy notorio ver prelados muy contentos de la mano de quienes oprimen al pueblo. Basta de ejemplo un obispo del Estado de México a quién le festejaban su cumpleaños a lo grande, y era obligación de los políticos y empresarios de proporcionarle transporte aéreo, buena comida y bebida y no podían faltar los grandes regalos o donativos a su persona...
Y de esos hay en todas las órdenes religiosas. Como aquellos sacerdotes de ciertas órdenes religiosas que manejan Mercedes Benz del año, traen ropa de marca y viven en lujosas residencias... manejan colegios y universidades conocidas por sus elevadas colegiaturas y selecta membresia. Y a quienes los escándalos en los que han visto envueltos les ha preocupado más en el ámbito monetario que en el espiritual...
Y aquellos representantes de la Iglesia que no tienen empacho en declarar sus preferencias política y apoyan a su "gallo" incluso cuando éste miente madres a la ciudadanía. Todo por un donativo... o dos... o tres...
Es una época en la que la sociedad ha perdido líderes. Y valen más los comentaristas deportivos o muñecos plásticos como López Doriga, Loret de Mola, Laura Bozzo, Adela Micha, Javier Alatorre, etc., a quienes se les da el mote de "líderes de opinión". De la opinión de quién? pues de la opinión de quien les paga sus sueldo y les dio sus programitas... los dueños de las televisoras y radiodifusoras del país.
Faltan líderes políticos que no estén para tapar espaldas, cubrir negocios, pagar cuotas y llevar tajada. Faltan líderes políticos que no sean los que cobran diezmos a los costructores y pequeños empresarios. Faltan políticos que no lucren con los servicios básicos de la sociedad. Faltan líderes políticos que se apoyen en la gente, en su pueblos, en su raza, en su país.
Faltan líderes que se la jueguen por su comunidad aún a costa de su comodidad. Esos que dejen sus autos último modelo, sus ropa de marca, sus múltiples viajes al extranjero. Esos que se les va la vida en negociar, ganar y presumir cuánto han saqueado.
Faltan líderes políticos que les pongan un alto a los malos funcionarios. A los malos manejos económicos, a los abusos.
Faltan ciudadanos que quieran a su sociedad y decidan poner un alto a ese vacío de valores y de moral. Faltan ciudadanos comprometidos con su gente para luchar. Faltan ciudadanos conscientes de su poder y de que el cambio está en sus manos.
Faltan ciudadanos que señalen con firmeza los errores del político, del religioso, del empresario, del "líder".
No nos quejemos pues de nuestra suerte, dejamos que los "líderes" se crecieran y negociaran nuestro futuro sin remordimiento alguno. Es tiempo de que nosotros seamos líderes, de nuestra familia, de nuestra escuela, de nuestra comunidad, buscando el bien, buscando el progreso, buscando la paz...


lunes, 9 de septiembre de 2013

CARTA PARA UN VARÓN CERCANO A LOS 40

Querido Miguel:

Esta vez quisiera hacer un pequeño homenaje público a tu persona.
Quiero recordar al joven que conocí a mis 17 años, a ese joven con alma de señor. Quien  con sus trajes, corbatas y barba, mostrando su infantil sonrisa; jugaba a ser mayor.
Quiero hacer un homenaje al joven ermitaño, algo huraño, introvertido, alejado y en ratos solitario. Que se antojaba hablaba más con sus libros que con los demás. El joven que prefería charlas entre sus amigos a salidas multitudinarias. El joven que hablaba con soltura frente a los demás que cara a cara con el desconocido.
Un homenaje a quien Dios decidió hace años fuese mi mejor amigo, pareja, compañero, cómplice. Con quien he crecido y madurado gracias a su paciencia, cariño, confianza, fe, entrega y decisión.
Quiero recordar el cómo al paso de los años ese joven ha crecido y madurado. Ha mostrado su inteligencia y su capacidad con creces. Quiero recordar como las inseguridades y miedos de antaño se convirtieron en fortalezas.
Hoy quiero declarar mi admiración a un hombre que superó con creces cada obstáculo real o imaginario que a lo largo del camino se presentaron. Mi admiración a para quien Dios, Familia y Patria  representa su baluarte y sus valores.
Podemos no estar de acuerdo en todo... tener opiniones y hasta metas diferentes... lo maravilloso es la manera en la que llegamos a un punto de equilibrio, de donde podemos crear, crecer y construir.
Quiero hacer un pequeño homenaje al hombre que sabe que sentirse vulnerable no es debilidad; que si llora, sabe que encuentra paz y fortaleza. Al hombre que tiene el reconocimiento y amistad de aquellos a quién admira.
Al hombre que es leal con sus creencias, congruente con su pensamiento y acción. Al hombre que sueña con ideales de igualdad y de grandeza para su país.
Quiero hacerte un homenaje por todo lo que eres. Por todo lo que has dado. Al joven que descubrió al paso del tiempo que no es sabio el que memoriza, el que razona todo, el que compite por tener más libros leídos; sino el que vive y pone en práctica lo aprendido a lo largo de la vida. Es sabio el que entiende al otro, el que ayuda al otro, el que sirve al otro.
Hoy quiero hacer un homenaje a un hombre que conserva su sonrisa de niño, su carcajada abierta y franca; su mirada tierna, cálida; su mano amable y firme; su paso sereno y seguro; al hombre que sigue siendo huraño, introspectivo; espiritual; al que día a día busca superarse en lo personal, profesional y espiritual. Al que no deja a Dios de lado, sino lo tiene de consejero permanente; al que busca afianzar sus pasos con la fe y los valores; al que busca la verdad y el transmitirla; el que trabaja por el bien y con el bien. El que es leal con los suyos. Al que es crítico  y propositivo. Al que sueña y construye.
Hoy te escribo a ti. Al hombre, al compañero. A quién me acompaña en mi camino. Quien me ayudó a crecer y madurar. A creer, a tener fe. Quien me da su brazo cuando me doblego. Quien me da su palabra cuando callo. Quien me da su sonrisa cuando lloro. Quien me da su paz, cuando mis demonios me acechan.
Hoy te escribo a ti, a tu bondad, a tu generosa alma que me ha enseñado a ser y a hacer. A vivir, a soñar.
Hoy escribo al hombre que Dios pensó para mi desde antes de nacer. A quién esta a mi lado. A quien me ha permitido tomar de la mano, acompañar, apoyar, querer. Con quien he decidido seguir mi camino hasta el encuentro con el Padre.
Hoy te escribo a ti, simplemente por ser tú, por estar aquí, por darme lo mejor, para ser mejor, por ti, por mi, por los dos...
Hoy te quiero hacer un homenaje por el gusto de hacerlo. Por el placer de recordar cada cosa, cada detalle que Dios puso en ti.
Hoy te hago un homenaje por ser mi sueño, mi tiempo... mi todo.


jueves, 29 de agosto de 2013

Vivir en rectitud

Durante toda su vida, mi padre se preocupó por que yo entendiera lo que es ser una persona recta. Vivir en rectitud.
Incluso cuando supo de su enfermedad, con tranquilidad me dijo que no le asustaba, ya que durante su vida había procurado en todo momento ser buena persona, que llevó su vida con rectitud y esa sería su carta de presentación y recomendación...
Muchos dirán "yo soy bueno, no mato, no robo, no tranzo, no hago cosas ilegales, por lo tanto soy buena persona..." Pues en parte está en lo correcto. Aún le falta mucho para entender y ser una buena persona.
Llevar una vida en rectitud es más que no matar o hacer cosas realmente "malévolas" o "perversas". Ser una persona recta es simplemente tomar en cada momento de la vida las decisiones correctas.
Decisiones pequeñas como tirar la basura en la calle o esperar a encontrar un bote de basura. Meterte en sentido contrario "solo media cuadra" o tomar el camino correcto aunque implique rodear unas calles.
Mi padre me decía que observara siempre el comportamiento de las personas con detenimiento y encontrara que hay una diferencia notable cuando están confiados en que nadie los ve o se pierden en el anonimato de la multitud.
"Es en esos momentos cuando mejor debemos comportarnos hija, tu crees que nadie te ve, pero quien siempre te observa, es quien al final de cuentas tendrás que enfrentar al término de tu vida"
Tardé tiempo en entender mucho de lo que me dijo en su enfermedad. Pero entiendo perfectamente su serenidad y la aceptación plena de su fin. No tenía miedo, ni cuentas pendientes. Se encargó en vida se llevar todo en perfecto orden, como buen contador que era.
Y es cierto, esas pequeñas decisiones que tomamos durante el día son las que nos definen en lo que seremos a lo largo de nuestra vida. Nuestras vanas justificaciones por esas malas acciones u omisiones no nos servirán de nada al final... lo que hacemos y cómo lo hacemos es lo que cuenta.
Se hace fácil pasarse una luz roja, meterse en la fila, estar desesperando al de adelante con el claxon, no ceder paso al peatón, no respetar al ciclista; se nos hace fácil romper reglas a lo largo del día; tirar basura desde el auto en movimiento, maltratar animales callejeros, a los niños de la calle...
Es tan sencillo dejar las "gracias" de nuestra mascota en la banqueta o en el parque, o peor aún, dejar que deje su recuerdo en el jardín de los vecinos... Se nos hace simple aventar el auto en lugar de pedir permiso para pasar. Es tan divertido manejar a exceso de velocidad,  estacionarme en lugares prohibidos, al fin que tengo para pagar las multas.
Ya no nos causa cargo de conciencia el descalificar a los demás con facilidad. Ya nuestras descripciones del otro se vuelven una lista de adjetivos descalificativos; y no importa si es conocido, amigo, o enemigo. La diferencia es que al terminar de adjetivar a los cuates terminamos con "pero es bien buena gente".
Nos encanta ponernos a juzgar a los demás en lo intelectual y en lo económico. Nos tomamos el derecho de decidir quién es inteligente, quién sabio, quién ahí la lleva, y quién de plano ni yendo a bailar a chalma.
Si alguien coincide con mi filosofía es a todo dar, si no, aguas; el respeto por el otro depende de que tantas coincidencias tenga con mi manera de pensar.
Nos fijamos más en la conducta del otro, para poder criticarle, juzgarle, condenarle y si es posible, hacerle saber de modos poco educados que no es bien visto, que está mal, que no es suficiente para uno. Nunca nos miramos en el espejo y nos analizamos de si lo que somos y hacemos es suficiente para los demás...
Qué nos cuesta hacer un favor a un desconocido? Como los scouts: hacer la buena obra del día... o de la mañana, de la tarde y de la noche. Qué nos cuesta no opinar de alguien si no tenemos algo amable qué decir? Qué nos cuesta esperar a que la luz del semáforo está en verde? Qué nos cuesta respetar nuestro turno en la fila? Qué nos cuesta estacionarnos más lejos en lugar de en los destinados a los discapacitados?
Qué nos cuesta aceptar una multa en vez de "sobornar" al poli? Qué nos cuesta guardar silencio en lugar de insultar al que se me cerró en la calle?
Cuántos de nosotros reconocemos cuales han sido nuestros peores errores cometidos hacia otros y cuántos hemos tratado o enmendado esas faltas?
Como mi padre recitaba: entre más baños de pureza y perfección te des, más salen a la luz tus defectos y errores y lo peor del caso, te olvidas de tus virtudes y no las desarrollas.
Y qué hacemos cuando nos cachan en la movida? Justificarnos.
Se nos va el día y la vida en justificar lo injustificable. Mis decisiones no son culpa de nadie más que de mi misma. Si el perro, el gato, el clima, la calor se me atraviesan, no son la causa de mis decisiones... terminan siendo mi pretexto para seguir haciendo lo incorrecto.
No robo, no mato, no me drogo, no trafico... no hago cosas ilegales...
Pero hago cosas éticamente reprochables... ahh pero esas no cuentan, todos hacen lo mismo.
Me encantaba oír lo que los demás decían de mi padre: un hombre de carácter fuerte, pero siempre amable, sonriente, servicial, cariñoso, caritativo, escuchaba por igual a jóvenes y adultos, aconsejaba con el corazón en la mano; no dudaba en señalar lo incorrecto, lo injusto.
"Haz lo correcto, me decía, porque el día de mañana tendrás hijos que estarán observando detalladamente cada paso, cada palabra, cada gesto tuyo... y lo imitarán. Sería una pena que en su madurez caigas en cuenta que en su enseñanza haya vacíos fundamentales que eran responsabilidad tuya"
Vivir en rectitud es hacer y decir lo correcto. Lo que predicas en casa con los tuyos ponlo en práctica fuera, en el trabajo, en la escuela, donde estés. Así es como llevar tu libro de la vida sin saldos ni cuentas pendientes y cuando te llegue la auditoria, están tranquilo de que todo está en orden.
Y repetir las palabras de mi padre " He sido buen hijo, hermano, esposo, padre, amigo, hombre. Me dediqué a hacerlos felices, a que fueran felices, mi trabajo ha terminado..."



jueves, 22 de agosto de 2013

Carta a mi Papá

Querido Papá:
Faltan unos días para tu cumpleaños... Pasé días pensando qué podría gustarte... lo busqué y lo encontré!! estaba feliz pensando la cara que pondrías al abrir tu regalo...
Y hoy me di cuenta de que aun no acepto el hecho de que no estás aquí.
Me engaño pensando que estás de viaje, con tu familia, que fuiste con mamá a Delicias o a Veracruz...
No me hago a la idea de que estás en una cajita. De que lo que creo que son tus palabras, en realidad son mis recuerdos, y que tus abrazos son sueños.
Mis mañanas no son las mismas por no escuchar tu voz al teléfono, o recibir tu sonrisa y abrazo al ir a tu casa.
Dijiste que nunca me dejarías y me asusta al ver que mi hijo heredó esa mirada, la calidez y serenidad al verme. Esa sonrisa abierta y franca... me asusta porque me da miedo doblarme frente a él... me da tristeza porque no lo verás ni escucharás... ha crecido tanto!!
Rosy te añora, esas caminatas y platicas. Sus escapadas cómplices por algo de comer... salir y verla a tu lado, presumir que es tu nieta y que es grandiosa...
Luisa no habla mucho, se le empañas sus ojos al recordarte. Evita la mirada, se encierra y llora en silencio porque le quedó mucho por platicarte, por escucharte, por abrazarte... es una picara como tú. Avispa y certera... te divertirías plenamente al escucharle sus ocurrencia y bromas... avispa como el abuelo...
Migue te recuerda... le dolió tu partida como no imaginaba. Te quería sinceramente y demasiado... cuando hablo de ti, me abraza, se enseria, medita... la melancolía y la añoranza siento que le invaden, se hace el fuerte conmigo. No le gusta verme triste.
Y yo? mi tristeza sabe  a dulce melancolía, a amarga separación... a agridulce entendimiento.
No, no me hago la idea de que no estás con nosotros. No me sirve el ponerme a platicar en voz alta como loca contigo... no me consuela ir a verte en ese sitio que me asfixia... no me conforta recordarte o ver tus fotos.
Platicar de ti hace que me invade la tristeza, las lágrimas se pelean por salir!!
Reconozco que ya no hay dolor. No se me va el aire, no  duele respirar.
Simplemente me engaño con tu ausencia... y al caer en la realidad, mil preguntas atiborran mi cabeza, ya no hay reclamos, no hay lamentos. Sólo la pregunta de Por qué te fuiste? por qué tú? por qué si aún te necesitamos?
Me dejaste una herencia tremenda que no sé cómo compartir, no sé transmitirles a mis hijos.
En unos días será tu cumpleaños. Ayer me dí cuenta de que otra vez no estarás, de que de nuevo te festejaré a solas en casa por la mañana, sin que nadie me vea, sin que nadie se entere.
Platicaré cada mañana como loca contigo, te visitaré en tu santuario, y te pediré por mi madre y hermanos, por mis hijos y sobrinos... te pediré intercedas por mi y me des fuerza. Que me ayudes a seguir y ser digna de tu nombre. Te recordaré con tu sonrisa fácil y tu mano cálida, con tu palabra certera.
Se me hará de nuevo un nudo en la garganta y lloraré a lo mejor unos minutos. Respirare hondo y seguiré mi día, con las prisas, con las preocupaciones, con los problemas y la búsqueda pronta de soluciones.
Qué hice con tu regalo? supongo que ya lo sabes... no lo escondí, no lo guardé...  busqué quién lo necesitara y simplemente se lo di, en tu nombre y por tu nombre: Feliz cumple papi susurré, di media vuelta y me fui sin esperar una palabra o gesto. Respiró mi alma y sentí en mi interior algo similar a un abrazo... era tuyo? gracias!!!
Ya me desahogé el día de hoy... mañana... mañana ya veré. Quizá relea esta carta una y otra vez hasta que pase tu día... no sé... improvisaré.
Que tengas buen día papi.. Te quiero y te extraño