Con los últimos acontecimientos en nuestro país, no dejo de lamentarme ni de pensar hasta dónde vamos a llegar, pero sobre todo hasta dónde vamos a soportar como ciudadanos las situaciones en las que nos pone nuestro gobierno, y por qué no decirlo, nosotros mismos.
Fue el voto el que puso al presidente que tenemos, a los gobernadores, a los presidentes municipales, a los diputados y senadores. Son los mismos ciudadanos los que corrompen al hombree necesitado, al policía, al funcionario de segundo y primer nivel.
Cada que leo el periódico y veo una nota acerca de la corrupción con los diputados, senadores, magistrados. Las compras millonarias por parte de los ayuntamientos, la falta latente de servicios en las colonias más necesitadas, las calles destrozadas por falta de prevención y ánimo de conservarlas. Cuando circulando por las calles veo cada vez más edificios de 10, 15 o 10 pisos de departamentos de lujo con amparos del Tribunal Administrativo, que violan de manera flagrante las leyes y dictámenes de uso de suelo. Cuando veo los policías en sus patrullas violando las reglas de tránsito y molestándose si los reprendes, grabas o exhibes.
Cuando ya se desapareció la amabilidad en los automovilistas y se vuelve circular por las calles una guerra de láminas o de marcas. Cuando el respeto por el otro pierde la importancia. cuando hasta los menores te insultan porque te molestas de que su padre se pasó el alto y casi te choca.
Me pregunto hasta dónde llegaremos ante la cantidad de familias que pasan el día en los cruceros de la ciudad pidiendo limosna. Algunos disfrazados de migrantes, y éstos sufriendo la persecución de la policía para sacarlos del país.
En qué fallamos como sociedad cuando vemos cada vez más accidentes ocasionados por la ingesta del alcohol y ver que la mayoría son ocasionados por jóvenes. En qué fallamos cuando vemos el aumento de robos a plena luz del día, delante de la misma ciudadanía; ya sea a pie, en moto, en el camión, en la cochera de tu casa, en un estacionamiento.
Qué nos pasó, que la intolerancia es válida y es la bandera de la tolerancia. Cuando las minorías tienen mas peso que la mayoría y debes quedarte de brazos cruzados y callado so pena de ser tachado de retrógrada, medieval u otras linduras.
Hasta dónde podemos aguantar como sociedad de que cada día es más difícil sobrevivir con los sueldos que nos imponen, con los precios que los comercios deciden (esos sí no los impone el gobierno) con las alzad de la gasolina, la luz, el gas, el agua. Hasta cuándo aguantaremos un servicio de transporte público indigno de una ciudad como Guadalajara, con unidades desbaratándose, camioneros con nula preparación y policías de tránsito dispuestos a pasarles las faltas por $50.00 al menos.
Cómo continuar con las calles de la Zona Metropolitana en estado lamentable. nunca había visto tal cantidad de vía destrozadas, descuidadas, sucias, oscuras, mal vigiladas. Los parques públicos descuidados, olvidados.
Hasta cuándo vamos a seguir soportando malos gobiernos, malos funcionarios, malos representantes. hasta cuándo van a seguir votando por esas Carmen Salinas que con descaro no trabajan, se duermen en el trabajo y todavía se burlan e insultan al pueblo que las puso en la curul. Hasta cuándo seguiremos solapando casas blancas, negocios entre particulares y funcionarios, gastos excesivos, vestidos de miles de dólares, despilfarro en viajes al extranjero con 200 invitados pagados por el pueblo; asesinatos a mansalva, negociaciones con el narco; estudiantes desaparecidos; secuestros...
Hasta cuándo aguantaremos esos pagos de $200.00 lonche, refresco y viaje para aplaudirle al que nos aprieta el cinturón y nos quita la posibilidad de crecer en todo sentido como ciudadanos y como país. hasta cuándo toleraremos esos conciertos gratuitos, pagados con nuestros impuestos para los acarreados. hasta cuándo vamos a hartarnos de ser un pueblo gobernado por ineptos y peor aún, encabezado por el peor de todos.
Hasta cuándo dejaremos de verle la burla a todo y darnos cuenta de que no sólo somos el hazmerreir del mundo, de que las tonterías de nuestros gobernantes nos dejan mal parados como pueblo, pues fue nuestra decisión en las urnas. Hasta cuándo vamos a exigirle al gobierno que trabaje, que sea honesto, que sea congruente. Que deje de perseguir maestros, jóvenes, trabajadores, padres de familia. Que nos de empleo, seguridad, salud, inversión, vivienda... tranquilidad.
Me duele ver la indiferencia de muchos, el conformismo de otros, y también el arrivismo de quienes utilizan estos problemas como bandera para tener su tajada del pastel. Y el mexicano sigue aguantando... hasta que les quiten las novelas o descalifiquen a la selección... ahí sí se protesta, se hacen marchas, se firman peticiones, se indignan!
Cada vez tenemos más pobres, cada vez nos alcanza para menos, cada vez están peores los programas de educación, las nuevas leyes están para apretar al ciudadano, los funcionarios cada vez ganan más, tienen mayores privilegios y menos responsabilidades; al que es corrupto se le consiguen nuevos cargos; el que no, se le dan las gracias y se le inventan faltas menores para acabarlo públicamente: Los jueces y magistrados son botín y moneda de cambio entre partidos en el congreso y quedan los que más paguen por el puesto, y lo que menos hacen es impartir justicia: se vende al mejor postor. los diputados cobran moches, no van a trabajar, gastan más de lo que ganan, negocian puestos y permisos, se duermen en plena sesión y siguen cobrando y brincando de puestos. El gobernador entre su sordera social y su camarilla de secretarios que hacen como que trabajan mientras la ciudad y el estado sufre de inseguridad, de obras mal planeadas y mal hechas, de policías ineptos, de un transporte público abusivo...
Y ni qué decir del presidente... con sus errores, sus negocios, sus amistades, sus muertos, sus desaparecidos... sus millones. Dicen que el pueblo tiene el gobierno que se merece. ¿Nos merecemos todo esto? Sí. Yo creo que sí. Por dejarnos, por permitirlo, por festejarlo...
Una vez más, me dueles México
domingo, 20 de septiembre de 2015
lunes, 27 de julio de 2015
LA TOLERANCIA DE LOS INTOLERANTES
Las voces se han levantado, los dedos han señalado culpables, las explicaciones se han dejado de lado, las culpas y sentencias estàn que se sienten en el aire. Esa dichosa marcha del pasado sàbado 25 no debió pasar según los defensores de los derechos de las minorías.
Para algunos, es muestra de la intolerancia social al matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, para otros, las debilidad del gobierno para aceptar y aprobar la ley que les permita ser un matrimonio y una familia. Otros más señalan como artífice de esa marcha y organización al Cardenal de Guadalajara, aunque la marcha se diera en una veintena de estados, eso es lo de menos, el Cardenal la ordenó. Y están los que tachan de marcha clientelar a los que de buena fe se congregaron para defender su postura y su punto de vista. Vamos! hasta el hecho de que llevaran globos rosas y azules los pone en el plan de intolerantes, pues aseguran que es obra de una mente cuadrada que se representen los sexos con esos dos colores.
Lo irónico de todo esto, es la intolerancia de quienes exigen tolerancia. Ya no es posible manifestarse en contra de algo pues de retrógada no te bajan, si es que te va bien, puesto que los calificativos altisonantes no se dejan esperar. Esperan y exigen que dejes tus convicciones y aceptes sin chistar, sin razonar y sin argumentar sus posturas...
Ahora resulta que defender tus creencias te hace un neandertal, que tu pensamiento sigue siendo medieval y que si aparte tienes alguna creencia religiosa, de inmediato rechazan tu opinión, pues eres un zombie fanático que piensa lo que le dictan sus jerarcas y por lo tanto no eres capaz de desarrollar una opinión propia.
Siendo honestos, de ambos lados ha habido críticas y descalificaciones, de ambos lados ha habido fanatismo y cerrazón. De ambos lados se tiene la absurda postura de verdad absoluta. Y por lo tanto se llevan entre sus discusiones al resto de los ciudadanos que son los que al manifestar sus posturas reciben una buena dosis de intolerancia y agresividad, porque como los "líderes" han dicho tal cosa, entonces tooodos los que son de esa corriente, grupo, religión, estilo de vida, tienen ese pensamiento, por lo tanto eres un tarado, intolerante y no tienes derecho a abrir la boca si no es lo que quiero escuchar.
Me siento como cuando escucho a esas feministas recalcitrantes que odian todo lo que creen o imaginan que es de corte masculino: palabras, gestos, costumbres, educación, etc. Si dejas que te abra la puerta del auto, cuidado! es dominación en modo subliminal, te está diciendo débil!
Si se ofrece pagar la cuenta cuidado! está asegurando que no eres una mujer independiente y tiene que demostrarte que gana más que tú... linduras cómo esas...
La tolerancia no significa dejar pasar todo y hacerse el indiferente. Tolerancia no significa dejar tus convicciones y valores enterrados, para que alguien llegue con otros y los coloque por encima de los tuyos, sólo porque eres tolerante. Tolerancia no es quedarse callado, no es aceptar todo lo que propongan.
Tolerancia es respeto. Respetar las diferentes creencia, posturas, ideas. Tolerancia es aprender del otro, es respetar la dignidad del otro. Es el vivir la frase "no estoy de acuerdo contigo, pero respeto tu convicción en defenderlo". Tolerancia es aceptar que se vive en una diversidad y respetar esa diversidad; pero también es el respetar el derecho de cada quién de manifestar su punto de vista, sus razones en completa libertad, sin agredir ni ser agredido, sin ofender y sin ser ofendido.
Ahora resulta que el que exige tolerancia, apertura, espacio y dignidad vapulea a quién opina diferente. Con eso de la libertad de pensamiento y de expresión, todo el que no piense o actúe como yo, está en el error y merece ser crucificado y si es publicamente mucho mejor! Nada más falta que quieran quemarlos en la hoguera por medievales.
Una sociedad no avanza no por no tener costumbres o ideas o creencias tradicionales, no puedes rechazar o negar los valores que son inherentes al ser humano, no puedes dejar de lado la moral, no puedes afirmar que valores y moral son sinónimos de religión, fanatismo y mochería. Una sociedad no avanza en cuanto no se tenga un punto de encuentro, no avanza en cuanto se aleja cada vez más de su esencia e identidad.
El sábado se manifestaron familias y órdenes religiosas, ya por eso los grupos en contra aseguran que son un rebaño al cual no se les debe tomar en cuenta, pues es la opinión de los jerarcas de la iglesia. Y los que marcharon recibieron aplausos y también críticas e insultos, agresiones, simplemente por exponer su punto de vista. Para los detractores, estuvo mal, es una muestra de intolerancia y aún mas, acusaron de utilizar a los niños para hacer semejante atrocidad.
Se les olvida que ellos tambien hicieron su marcha, algunos incluso desnudos, disfrazados, otros utilizaron imágenes religiosas para hacer mofa de las creencias de los demás, ridiculizando la religión. Y eso está bien, eso se les permitió pues es su libertad de expresión, y cuidadito con manifestarse en contra, porque, aunque fuera de pésimo gusto las escenificaciones de los crucificados, si levantabas la ceja eras tachado de intolerante, si bien te iba.
El problema aquí es la radicalización de posturas, las exigencias de una minorías, (lo siento, siguen siendo minoría, y eso no le resta importancia, ni dignidad) por encima de la mayoría, la exigencia de un respeto que no están dispuestos a dar, la exigencia de una postura que no permite diálogo a menos de que sea a favor. Y por el otro, el extremo de un grupo que condena y sentencia. Ninguno escucha y ninguno está dispuesto a sentarse a negociar. Unos exigen la aprobación de una ley a costa de lo que sea, so pena de descalificar gobierno y sociedad de impedir al avance de la sociedad; otros en abatirla so pena de calificar al gobierno y sociedad de permisivo e inmoral. ambos grupos creen tener la verdad,ambos grupos descalifican sin piedad, y en medio queda la sociedad, aquellos a quienes no se les pide opinión, porque si opinan (como el sábado) no se les reconoce de un lado ese derecho.
El problema es esa intolerancia, ese afán de ser víctimas a toda costa, dándose el permiso de agredir, de descalificar. No es una lucha! Los derechos humanos no es una bandera de intolerancia por favor! todos tenemos los mismos derechos, primero y el más importante: a la vida. Tenemos derecho a una vida digna, a creer en lo que nos dé la gana, a vivir a nuestro gusto, a estudiar lo que queramos, a sentir y pensar diferente al vecino o a nuestros padres y ser respetados por eso.
Yo como madre no espero que mis hijos piensen igual a mi, por Dios, no son Rosana! cada uno es un ser individual y peleo porque defiendan sus posturas y sus derechos. Que no se agredan por ser distintos entre sí, que aprendan del otro en esa disparidad de pensamiento; que lleguen a acuerdos en esta convivencia diaria, eso sí, que los valores que se les inculcaron no sean comprometidos por sus propósitos y metas. (Y no me importa si por la última frase alguien piensa "ya le salió lo mocho")
Soy madre y defiendo la vida, la familia, el respeto, la tolerancia, mi dignidad, mis creencias. No soy fanática ni cerrada, ni retrógrada, ni anarquista. Mi fe no es medieval, ni condeno al que es diferente o piensa lo contrario a mi. Valoro al que hace algo por sí mismo, por su sociedad, por su país. Al que respeta y defiende al vulnerable. Al que vive sin pisotear, sin humillar, sin agredir. Defiendo al congruente y al honrado. Y eso de leer y ver la guerra de declaraciones, con humillaciones y descalificaciones asegurando poseer la verdad absoluta y exigiendo tolerancia siendo intolerantes, me pone a pensar: Éstos son los que dicen que somos un país atrasado? Qué nunca vamos a salir de la mediocridad? Bueno, pues así no. Si en eso no nos ponemos de acuerdo, menos es cosas importantes como los gobernantes, exigir calidad de ida, mejores salarios, más empresas que inviertan en nuestro país, respeto a las leyes, castigar la corrupción. Pero esos temas parecen banales, lo importante es como sociedad tirarnos hasta con la cubeta, al fin y al cabo ahí tenemos novelas y a Laura Bozzo que nos llamará a su programa para decirnos cuan tontos e indignos somos de pisar esta vida...
Si pedimos tolerancia sin estar dispuestos a otorgarla. Si exigimos respeto pisoteando a los demás, si queremos respeto a nuestra dignidad insultando al otro, seguimos siendo retrógradas, medievales, cerrados de mente. Dejemos de fingir tolerancia en nuestra intolerancia, dejemos de exigir respeto en nuestro afán de ofender, dejemos de pedir dignidad en nuestro afán de dañar al otro.
Aquí no entra el "el tiempo dirá quién tiene la razón" aquí entra el sólo el tiempo nos mostrará quienes tienen la madurez de conciliar. Mientras, seguiremos con ese vaivén de culpas y reclamos al por mayor...
domingo, 10 de mayo de 2015
Mi regalo del día de las madres
Hoy es día de la madre. Para este día nos bombardean de manera insistente en que para hacer feliz a mamá hay que gastar un dineral, comprarle el refri, micro, sartenes, la plancha, la lavadora, el collar, el bolso... y que entre mejor el regalo, mejores hijos seremos.
La mercadotecnia nos llegó con todo. Los restaurantes llenos y sacando maravillosas promociones para llevar a mamá y festejarla como la reina de la casa se lo merece.
Y ahí estamos todos vueltos locos tratando de encontrar el mejor regalo¨para mamá. Saturamos los centros comerciales, los restaurantes, intentando este año ser mejores hijos que el año pasado.
En lo personal, mi día de las madres perfecto es muy simple: pasarlo con mis hijos, con Migue. Hoy desayunamos juntos, en el jardín, en pijama. Viendo a los gatos disfrutar el pasto y el sol, oyendo las aves cantar, compartir risas, conviviendo sin poses, simplemente por el gusto de estar los cinco juntos, creando para el mañana recuerdos y anécdotas.
Como familia hemos pasado momentos muy alegres, difíciles, tristes. Hemos aprendido unos de otros a ser solidarios, a compartir, a entender el momento del otro. Mis hijos nos han dado lecciones de humildad, de cariño. Me han defendido a capa y espada, me han regañado, me han ayudado, me han cuidado.
Han entendido de manera sorprendente lo de tener una mamá trabajadora. No son exigentes en cuestión de cosas materiales. Pero sí lo son en cuestión de querer pasar tiempo con sus padres, aunque sean cinco minutos, los demandan, los exprimen, los disfrutan.... y Migue y yo lo agradecemos.
Este día no es especial por que es el día de la madre, es especial porque veo cómo mis hijos han madurado, han crecido, porque veo en ellos la nobleza, el amor, la sabiduría y los valores que Migue y yo les hemos inculcado desde pequeños. Este día no lo hago especial yo, lo hacen especial ellos.
No importan los regalos, importa el que quieran que este día sea en familia. Los cinco. Aunque sea en casa, frente a un juego de mesa, o viendo películas o simplemente platicando y bromeando. Importa el verlos felices, ver cómo cada uno va encontrando su camino, como van perfilando y concretando su personalidad, su carácter. Importa el ver como poco a poco sus intereses van formando sus metas. Importa como nos comparten sus sueños, sus miedos, sus ilusiones. Importa el cómo nos consultan, nos piden opinión, ayuda.
Y me enseñan día a día que son conscientes de sus cosas, de la casa, de la familia. Me enorgullece el ver cómo se cuidan, como se apoyan, como se procuran, como se hacen cómplices, como se regañan, como se corrigen.
No necesito un refri para sentirme una gran mamá. No necesito un bolso o un anillo. En realidad lo único que necesito lo tengo en casa. Y no necesito que me pidan me engalane para llevarme a un lugar caro para sentirme querida o apreciada.
Son los pequeños detalles de ellos los que van llenando mi día a día. El té en la tarde, el acurrucarnos un rato por la mañana antes de empezar el día, la charla de sobremesa; un rato mamá-hij@ caminando como lelos por un centro comercial o tomado un refresco. El chiqueo y los cinco minutos de cariño del diario; el que me ayuden en casa, el que se hagan responsables de sus cosas, el mensajito de la nada diciendo te quiero mami. El que me ayuden a doblar la ropa, el que saquen la basura, el que pongan la lavadora, el que arreglen la cocina.
Es increíble como las cosas más simples son las que más nos llenan el corazón y nos alimentan el alma y son las que duran para siempre en nuestra memoria, y las agradecemos y valoramos eternamente.
Hoy que es el día de la madre, doy un tributo a esos duendes que entraron en nuestra vida de manera intempestiva, que modificaron nuestra rutina, que nos desvelaron, que nos cansaron, que nos desesperaron. Hoy este día es de ellos, porque al final de cuentas por ellos soy festejada, por ellos soy madre, por ellos esa palabra de cuatro letras tiene para mí el significado más hermoso y complejo de la tierra. Por ellos luchamos, por ellos nos esforzamos, por ellos somos mejores personas, por ellos nos cuidamos de ser buenos ejemplos.
Hoy que es día de las madres, les propongo que agradezcan a sus hijos por estar, por ser, por elegirnos. Que nos prometamos darles lo mejor (que no es lo material ni lo más caro) que sigamos a su lado, que los hagamos sentir orgullosos de ser sus padres.
Este día para mí es especial, como lo son los otros 364 días y eso se los agradezco a mis hijos y a Migue, gracias a ellos, cada día es maravilloso, especial, único, una oportunidad de seguir juntos, de aprender, de compartir, de vivir.
Mi mejor regalo lo tengo todos los días y lo disfruto a plenitud. Mi mejor regalo es mi familia.
Y el tuyo, cuál es tu mejor regalo del día de las madres?
viernes, 1 de mayo de 2015
Seguros que estamos seguros??
Hoy amanecimos con la noticia de que estaban narcobloqueos en distintas zonas de la ciudad. Al paso del día, se confirmaban más y otros incidentes en el estado. La sensación de incredulidad, de tratar de confirmar por medios noticiosos u oficiales esas notas eran lo urgente. Lamentablemente fueron ciertas.
La sensación personal, primero fue sorpresa, después frustración y en estos momentos coraje. Nuestras autoridades han demostrado no sólo la incapacidad de resolver la situación. Sino un desdén y descobijo hacia la ciudadanía. Mientras los tapatíos informaban lo que ocurría, el Gobierno del Estado estaba o curándose la cruda o viendo qué hacer. Los comunicados eran escuetos, no tranquilizaban, no explicaban. El gobernador hace un llamado cerca de mediodía a la ciudadanía, llama a la calma e intenta dar tranquilidad asegurando que se redobla la seguridad en el estado.
Mi hija dice ¿redoblar? eso sería poner doble seguridad, y aquí en Jalisco es lo que menos hay!!
Y tiene razón. Desde que llegó Aristóteles al gobierno, lo que menos hemos sentido tener es eso; seguridad, tranquilidad de salir a la calle sin estar viendo sobre tus hombros. Sin esa desconfianza por el de la moto que se te empareja en la avenida.
No hay esa certeza de poder caminar por las noches sin sentirte vulnerable. O salir del banco o del mercado con el temor de que te quiten el bolso o el celular, o el auto.
Y este viernes, esa inseguridad llegó a su máxima expresión. Los tapatíos estábamos desde temprano siendo prisioneros dentro de nuestros límites de la ciudad. Los camiones, autos quemados eran el símbolo de la impunidad, de la desorganización, de la indolencia de las autoridades por nosotros. Las columnas de humo que se vieron por la ciudad, en las carreteras, en poblados del estado, eran la llamada a reconsiderar el rumbo que está tomando el gobierno estatal y nacional.
Dónde están las autoridades dando una explicación de los hechos? Dónde el flamante fiscal general desplegando su fuerza única para darnos tranquilidad? Dónde el Secretario de Gobierno poniendo orden en el estado? Dónde el gobernador dando la cara cómo se debe y no escondiéndose en comunicados ridículos?
No queremos que nos digan que se redobla la seguridad, ni que se están investigando los puntos afectados. Ni que el gobierno trabaja para reestablecer la paz. Queremos saber por qué no dan resultados todas las cruzadas que cacarean cada que pueden queremos saber por qué el Jalisco es un estado fallido en seguridad; queremos saber por qué niegan lo obvio; queremos saber hasta cuándo se vamos a seguir manteniendo esa bola de incompetentes llamados Nájera, Solorio, López, Sandoval y anexas.
Queremos saber hasta cuándo los gobiernos municipal, estatal y nacional van a reconocer que han estado negociando con el narco y que se les salió de las manos los tratos. Queremos saber hasta cuándo nos van a seguir con el cuento de que la inseguridad va a la baja...
Queremos saber cuándo van a firmar su renuncia. Queremos saber que se reestablece nuestro estado de derecho.
No queremos candidatos prometiendo las perlas de la virgen. No queremos un mesías apellidado Alfaro que critica por criticar sin ofrecer soluciones viables y dignas. Decir cifras y poner el dedo en la llaga no son soluciones, son placebos.
No queremos el delfín de Aristóteles asegurando que él sí lo va a hacer bien, si cuando pudo no lo hizo,ahora que es mandado, menos lo hará.
No queremos un candidato tibio que le teme entrarle al debate, a las acciones reales, que no se anima o no se entera aún que está en plena campaña y necesitamos que nos den soluciones, no discursos, no pleitos entre candidatos, no sugerencias del papá incómodo a violar la ley o a hacer despedidera de empleados de gobierno que no sean afines al PRI.
Este día, nos dimos cuenta de que nuestro gobierno estatal ha sido rebasado por la delincuencia. Una muestra de la debilidad, de la negligencia, de los tratos en lo oscurito. Pero lo más triste es del desgano con el que actúan las autoridades, con el que informan, con el que intentan resolver la situación ante la sociedad.
Hoy me da pena ver mi ciudad en pánico, entrando en una tensa calma, Ver los comentarios de amigos en redes sociales, de ver la preocupación, de ver cómo nuestro día se vió trastocado por la delincuencia, de ver la fragilidad de nuestra calma, de nuestra rutina.
Hoy que vimos que el gobierno no servía, nos pusimos a ser los que informaban, los que aconsejaban. Hoy fuimos mejores que ellos, y no es la primera vez, lamentablemente tenemos que basarnos en los ciudadanos porque las autoridades no han sabido hacerlo, no pueden con el paquete, no saben gobernar, guiar, cuidad, proteger, prevenir, ayudar.
Este viernes nos levantamos con una mala noticia. Hoy vimos una realidad que nos sorpendió, que no nos gustó; pero que nos dejó en claro lo que tenemos como representantes. A mí en lo personal me da miedo saber que si la cosa se pone peor, el estado no tiene ni el recurso, ni las ganas, ni el intelecto para hacerle frente.
No cabe duda que el tema de la seguridad se les fue de las manos, y el económico, y el educativo y el productivo.... así o quieren mas pruebas de lo ineptos que son estos que decían que sí saben gobernar? Nada más falta que salgan diciendo que quieren desestabilizar el Estado, que tooodo es culpa de Calderón, que la culpa la tiene el vecino estado de Lagos de Moreno o el de León. Que los camioneros lo hicieron para subir el pasaje, que fueron los alumnos anarquistas del ITESO, UdeG u otra casa de estudios que se les cruce por enfrente, que era un simulacro, que son hechos aislados.... que a chuchita la bolsearon... y más de uno creyéndose el cuento. porque para eso es bueno Aristóteles, para contar cuentos, lo que no entiende es que sólo se lo creen los niños...
viernes, 30 de enero de 2015
Nueve años
Tenía tiempo que no escribía, el ajetreo del trabajo, la familia, la casa, voltearon mi mundo de cabeza y me sacaron de mi zona de confort, lo que tardé en medio componer. Y escribo en esta fecha que para mi es muy especial. Del 26 de enero al 22 de febrero mi corazón siente entre miedo y alivio. Tranquilidad y ansiedad. Incertidumbre y Fe.
Nueve años ya de que mi vida dio tremendo giro.
Nueve años ya que descubrí en mi fortalezas, miedos, oscuridad y luz.
Nueve años ya de que se me otorgó una segunda oportunidad, de que se me permitió corregir, cambiar, modificar, planear mi vida de nuevo.
Nueve años ya en que hubo un cambio radical en mi lista de prioridades.
Nueve años ya que mi familia fue y es mi bastión. Mi orgullo. Mi fortaleza.
Nueve años ya en que aprendí a valorarme, a quererme, a conocerme, a aceptarme tal cual soy.
Nueve años ya en que veo la vida por el lado positivo y dejar de lado el pesimismo.
Nueve años ya en que veo mi cuerpo y mi vida con cariño y cuidado.
Nueve años ya que por el miedo de dejar a mi familia, lucho y busco el modo de seguir adelante.
Nueve años ya que busco fortaleza, sabiduría, paciencia para llevar mi día a día lo mejor posible y ser el mejor ejemplo para mi esposo e hijos.
Nueve años que recibo día a día más bendiciones de las que podía imaginar o esperar.
Nueve años en que encuentro a Jesús en cada respirar, en cada parpadeo.
Nueve años que me dicen soy una mujer más que afortunada.
Nueve años en los que entiendo lo que significa MILAGRO.
Nueve años que me han hecho crecer y madurar.
Nueve años que atesoro y cuido para que sigan siendo muchos más.
Nueve años que el miedo de caer me tienen alerta, sensible y viva.
Nueve años que me han permitido perdonar y perdonarme.
Nueve años en los que mi saldo es a favor y el viento en popa.
Nueve años que agradezco cada segundo y vivo el solo por hoy, con la esperanza de que siga por muchos años.
Nueve años y sigo contando
Nueve años ya de que mi vida dio tremendo giro.
Nueve años ya que descubrí en mi fortalezas, miedos, oscuridad y luz.
Nueve años ya de que se me otorgó una segunda oportunidad, de que se me permitió corregir, cambiar, modificar, planear mi vida de nuevo.
Nueve años ya en que hubo un cambio radical en mi lista de prioridades.
Nueve años ya que mi familia fue y es mi bastión. Mi orgullo. Mi fortaleza.
Nueve años ya en que aprendí a valorarme, a quererme, a conocerme, a aceptarme tal cual soy.
Nueve años ya en que veo la vida por el lado positivo y dejar de lado el pesimismo.
Nueve años ya en que veo mi cuerpo y mi vida con cariño y cuidado.
Nueve años ya que por el miedo de dejar a mi familia, lucho y busco el modo de seguir adelante.
Nueve años ya que busco fortaleza, sabiduría, paciencia para llevar mi día a día lo mejor posible y ser el mejor ejemplo para mi esposo e hijos.
Nueve años que recibo día a día más bendiciones de las que podía imaginar o esperar.
Nueve años en que encuentro a Jesús en cada respirar, en cada parpadeo.
Nueve años que me dicen soy una mujer más que afortunada.
Nueve años en los que entiendo lo que significa MILAGRO.
Nueve años que me han hecho crecer y madurar.
Nueve años que atesoro y cuido para que sigan siendo muchos más.
Nueve años que el miedo de caer me tienen alerta, sensible y viva.
Nueve años que me han permitido perdonar y perdonarme.
Nueve años en los que mi saldo es a favor y el viento en popa.
Nueve años que agradezco cada segundo y vivo el solo por hoy, con la esperanza de que siga por muchos años.
Nueve años y sigo contando
viernes, 10 de octubre de 2014
Soy ama de casa... con orgullo!!!
Soy una mujer que hace muchos años tomó la decisión de quedarse en casa a cuidar niños. No me arrepiento. No voy a mentir diciéndoles que nunca me pasó por la cabeza trabajar. Más cuándo me preguntaban a qué me dedicaba y cada que decía "a mi hogar", veía el levantadero de cejas y las muecas de desdén de quien escuchara: hombres o mujeres.
Porque si bien es cierto que en nuestra sociedad la mayor parte de las mujeres se dedican a cuidar a sus hijos, a ser amas de casa. Al igual que nuestras madres. Que orgullosas lo decían lo hacían sin preocuparse porque la vecina que salía a las 8 corriendo de casa a dejar hijos y luego a la oficina a trabajar y no se le veía hasta que se ponía el sol y que miraba con compasión a las "esclavas" que se quedaban en casa cuidando hijos, lavando y planchando sin otra aspiración en la vida...
Hoy en día prefieren no decir nada, o decirlo entre dientes esperando que nadie escuche y nadie entienda como murmura "ama de casa". Como si fuera un delito o algo vergonzoso.. es más fácil decir que una mujer practica de deporte el pole dance que decir que se dedica una al hogar!!
Para mi, ha sido una satisfacción el ser una simple ama de casa, que se queda en casa cuidando mocosos, haciéndola de taxi, modista, nutrióloga, enfermera, coach, sicóloga, estilista, consejera, amiga, carcelera, policía, alcahueta y demás!!
Saber que lo que son hasta este día en parte es por mi. Por los corajes (que no han sido tantos) desveladas, consejos, risas, llantos, regaños, castigos, por mi tiempo dedicado a ellos en lugar de ir a ponerme uñas, extensiones, pintarme el pelo o arreglarlo... por pasar tiempo en fiestas infantiles, museos, festivales, clases especiales. Por tomarme el tiempo de conversar con sus amigos, de saber quiénes y cómo son. Por recibirles en casa y se sintieran en confianza.
No lamento andar con ellos por todos lados. Cargando pañalera, carriola, andadera, y media casa con tal de que estuvieran contentos... y conmigo. No lamento haber dejado de salir por las noches para estar en casa con ellos.
En realidad, no lamento haberme dedicado hasta hoy a mi familia. porque fui yo la que decidió casarse y tener hijos. Son míos y son mi responsabilidad y mi deseo.
Y cada que los veo, independientes, serviciales, acomedidos, responsables. Preocupones de su padre y de mi; sensibles a los problemas, solidarios con las soluciones. Comprometidos con sus metas y sus cosas. Unidos y cómplices entre ellos. Me llenan de orgullo y de tranquilidad de saber y de ver que van por buen camino.
No me molesta en lo absoluto haber escogido la lavadora a la compu, el horario del colegio al del reloj checador; las juntas de grupo por las de personal. No me hace sentir menos mujer el estar en casa por las mañanas, en lugar de en una oficina. No me hace menos mujer saber cómo desmanchar los calcetines o cómo preparar una sopa. No me hace menos mujer, ni menos independiente estar al pendiente de mis hijos y marido.
No soy una mujer económicamente activa, pero estoy educando a tres personas que lo llegarán a ser y de manera cabal y honrada. Estoy ayudando a que mi marido lo siga siendo sin tener que salir de la oficina a media tarde porque la niñera descuidó a uno de los hijos. Lo estoy ayudando a no tener que llevarlos a la oficina porque están enfermos o no tienen clase y la mamá no puede cuidarlos por el trabajo...
No por eso culpo o menosprecio a la mujer que trabaja. Cada una toma sus decisiones y las afronta de la mejor manera que puede. Yo tomé las mías. Buenas o malas. De ejemplo o de no tomar en cuenta por las demás. Lo hecho. hecho está. Y les aseguro que si regresaran el tiempo, tomaría el mismo camino de hace 20 años: mi familia.
Para mi estar en casa ha sido un lujo que no muchas parejas pueden tener, Lamentablemente la economía no permite a muchas mujeres quedarse en casa y deben trabajar para ayudar a pagar cuentas.
Yo soy de las suertudas de poder estar con mis hijos y acompañarles hasta este día en su vida. No me puedo llamar una mujer mantenida, porque el trabajo que hice en casa fue arduo, pesado, difícil y de gran responsabilidad. Y lo afronté día a día; a veces si saber qué hacer ni cómo; a veces con el corazón en la mano; a veces con mano firme; a veces con la carcajada a flor de piel. Pero eso sí, todo el tiempo con el amor que me merece mi trío, mi marido. Con la convicción de que era lo mejor para cada uno de ellos.
A qué me dedico? a mi Hogar!! y lo digo sin pena y sin murmurar esperando no lo entiendan o no lo escuchen. lo digo con el orgullo de saber que soy un lujo para mis hijos su tranquilidad, su refugio. Lo digo porque sé que soy el bastión de mi marido. La roca, el refugio.
Soy una mujer que tomó una decisión hace 20 años... y ha sido la mejor de mi vida!!!
Porque si bien es cierto que en nuestra sociedad la mayor parte de las mujeres se dedican a cuidar a sus hijos, a ser amas de casa. Al igual que nuestras madres. Que orgullosas lo decían lo hacían sin preocuparse porque la vecina que salía a las 8 corriendo de casa a dejar hijos y luego a la oficina a trabajar y no se le veía hasta que se ponía el sol y que miraba con compasión a las "esclavas" que se quedaban en casa cuidando hijos, lavando y planchando sin otra aspiración en la vida...
Hoy en día prefieren no decir nada, o decirlo entre dientes esperando que nadie escuche y nadie entienda como murmura "ama de casa". Como si fuera un delito o algo vergonzoso.. es más fácil decir que una mujer practica de deporte el pole dance que decir que se dedica una al hogar!!
Para mi, ha sido una satisfacción el ser una simple ama de casa, que se queda en casa cuidando mocosos, haciéndola de taxi, modista, nutrióloga, enfermera, coach, sicóloga, estilista, consejera, amiga, carcelera, policía, alcahueta y demás!!
Saber que lo que son hasta este día en parte es por mi. Por los corajes (que no han sido tantos) desveladas, consejos, risas, llantos, regaños, castigos, por mi tiempo dedicado a ellos en lugar de ir a ponerme uñas, extensiones, pintarme el pelo o arreglarlo... por pasar tiempo en fiestas infantiles, museos, festivales, clases especiales. Por tomarme el tiempo de conversar con sus amigos, de saber quiénes y cómo son. Por recibirles en casa y se sintieran en confianza.
No lamento andar con ellos por todos lados. Cargando pañalera, carriola, andadera, y media casa con tal de que estuvieran contentos... y conmigo. No lamento haber dejado de salir por las noches para estar en casa con ellos.
En realidad, no lamento haberme dedicado hasta hoy a mi familia. porque fui yo la que decidió casarse y tener hijos. Son míos y son mi responsabilidad y mi deseo.
Y cada que los veo, independientes, serviciales, acomedidos, responsables. Preocupones de su padre y de mi; sensibles a los problemas, solidarios con las soluciones. Comprometidos con sus metas y sus cosas. Unidos y cómplices entre ellos. Me llenan de orgullo y de tranquilidad de saber y de ver que van por buen camino.
No me molesta en lo absoluto haber escogido la lavadora a la compu, el horario del colegio al del reloj checador; las juntas de grupo por las de personal. No me hace sentir menos mujer el estar en casa por las mañanas, en lugar de en una oficina. No me hace menos mujer saber cómo desmanchar los calcetines o cómo preparar una sopa. No me hace menos mujer, ni menos independiente estar al pendiente de mis hijos y marido.
No soy una mujer económicamente activa, pero estoy educando a tres personas que lo llegarán a ser y de manera cabal y honrada. Estoy ayudando a que mi marido lo siga siendo sin tener que salir de la oficina a media tarde porque la niñera descuidó a uno de los hijos. Lo estoy ayudando a no tener que llevarlos a la oficina porque están enfermos o no tienen clase y la mamá no puede cuidarlos por el trabajo...
No por eso culpo o menosprecio a la mujer que trabaja. Cada una toma sus decisiones y las afronta de la mejor manera que puede. Yo tomé las mías. Buenas o malas. De ejemplo o de no tomar en cuenta por las demás. Lo hecho. hecho está. Y les aseguro que si regresaran el tiempo, tomaría el mismo camino de hace 20 años: mi familia.
Para mi estar en casa ha sido un lujo que no muchas parejas pueden tener, Lamentablemente la economía no permite a muchas mujeres quedarse en casa y deben trabajar para ayudar a pagar cuentas.
Yo soy de las suertudas de poder estar con mis hijos y acompañarles hasta este día en su vida. No me puedo llamar una mujer mantenida, porque el trabajo que hice en casa fue arduo, pesado, difícil y de gran responsabilidad. Y lo afronté día a día; a veces si saber qué hacer ni cómo; a veces con el corazón en la mano; a veces con mano firme; a veces con la carcajada a flor de piel. Pero eso sí, todo el tiempo con el amor que me merece mi trío, mi marido. Con la convicción de que era lo mejor para cada uno de ellos.
A qué me dedico? a mi Hogar!! y lo digo sin pena y sin murmurar esperando no lo entiendan o no lo escuchen. lo digo con el orgullo de saber que soy un lujo para mis hijos su tranquilidad, su refugio. Lo digo porque sé que soy el bastión de mi marido. La roca, el refugio.
Soy una mujer que tomó una decisión hace 20 años... y ha sido la mejor de mi vida!!!
miércoles, 1 de octubre de 2014
Generación de padres vs generación de hijos
Para los de mi generación es un hecho que somos los últimos cuya niñez pasó en las calle con la bicicleta, patines, patineta. Jugando a las escondidas, encantados, bebeleche... Somos los últimos niños que sabíamos para qué eran las palabras "por favor", "compermiso", "gracias" y otras por el estilo. Somos los últimos niños que fueron dominados a la distancia por las miradas de los padres, y sabíamos el significado de cada una: siéntate bien, deja eso, no corras, ven, cierra la boca, etc.
Nos considerábamos niños educados que respetábamos a los padres de los amigos, a los vecinos de la cuadra, a los maestros, al señor de la tienda, al cartero. Mas de algunos de nosotros adoptamos a un perro callejero como parte de la "pandilla" y el pobre se la pasaba de jardín en jardín huyendo de los zapatazos de los padres que se desesperaban por nuestro altruismo constante.
Fuimos unos niños que corríamos hasta cansarnos, que no teníamos miedo de trepar árboles, jugar con tierra, correr bajo la lluvia, pasar los charcos a toda velocidad en bicicleta, patear balones hasta romper una ventana o los rosales de mi madre... y ahí si, a correr y esconderse lo mejor posible.
Eramos unos niños que se ponían lo que fuera de ropa, no había marcas, ni poses, los tenis con que nos duraran y aguantaran la "carrilla" era suficiente. No nos fijábamos en la marca de la sudadera, mochila, o pantalón de mezclilla.
Para salir con los amigos, había que rogarle a papá para que nos prestara el auto un par de horas el sábado por la tarde y andar por la colonia y sentirnos grandes e independientes. Nuestras salidas al cine eran en camión, a los Multicinemas enfrente de Plaza del Sol o a Plaza del Angel, eso sí a las 4 de la tarde.
Las niñas les robábamos el sueter o sudaderas al papá o a los hermanos, incluso las camisas, para usarlas con leggins y cintos anchos. Ir a comer o cenar en Bufalo, ir a la Frágola por un helado...
Muchos estudiamos parte de nuestra vida en escuelas públicas, secundaria, prepa... era lo normal y lo común. No todos teníamos en casa alguien que le ayudara a mamá en las labores, por lo que eramos responsables de ayudar en las tareas domésticas: lavar platos, barrer cochera, patio, barrer, trapear, sacudir; aparte de arreglar nuestra recámara y ropa. Sin olvidar ese pequeño detalle de llevar nuestros platos sucios al fregadero al levantarse de la mesa después de cada comida. Donde yo vivía de chica, era común ver los sábados a los padres e hijos arreglando el jardín y lavando los autos.
Lo curioso es que la mayoría de esos niños de antes son ahora unos padres de familia totalmente distintos. La forma de educar cambió drásticamente. Ahora los padres se la viven tratando de darles a sus hijos "todo lo que a ellos les faltó de jóvenes". De ahí que el niño tenga auto nuevo desde los 15 años, el celular más caro; la ropa de marca (y si esta se alcanza a leer a 500 mts de distancia mucho mejor). Nada de que se muevan los querubines en camión, para eso está la mamá, que la haga de taxi todo el día para que las suelas de los caros zapatos del hijo no se ensucien.
Ahora los jóvenes mandan. No respetan al maestro, al director, al de la tienda, al papá, a la mamá... ellos se sienten merecedores de todas las consideraciones "no vayan a traumarse si les dicen NO". Y de ahí que sean groseros, irrespetuosos, irresponsables. No son capaces ni de tender su propia cama, menos de levantar su plato. Acostumbrados a tener siempre alguien que lo haga por ellos.
Lamentablemente la generación de hijos procreados por nuestra generación no pinta muy bien. en la escuela, en la calle, en la casa. Escucho a algunas madres de familia quejarse del modo en que sus hijos les contestan y reclaman. Si les niegan una salida, arde troya para ellas. ¿Cómo es posible que le negaran una salida? cierto que reconoce que le va fatal en la escuela, que no hace nada en casa más que estar frente a la compu o la tele (es tu culpa por comprar semejante pantalla madre y regalarme la lap en mi cumple, ni modo que nos los use) pero nada tiene que ver su vida social con la familiar, son cosas distintas así que ni se le ocurra mezclarlas.
Y que decir de la escuela. Muchachos que juran que el profe no los quiere, les envidia, les tiene tirria por ser populares, guapos, alegres, el alma del salón... y no presentan tareas (para qué, so una pérdida de tiempo) no trabajan en clase (que lo hagan l@s matadit@s) no estudian (esperan copiar en el examen, o según ellos hacer los exámenes en equipo) se saltan clases (el profe es super aburrido, monótono, no dice nada interesante, ya me sé tooodo lo que el viejo explica). No trae el uniforme completo (esa es culpa de la muchacha, hace lo que quiere, ya le dije a mi mamá que la corriera por floja; o peor aún: mi mamá no me deja el uniforme completo en mi cuarto, qué quiere que haga)
Y no conformes los padres con eso, evitan disciplinarlos, "yo tuve unos padres muy severos y no quiero que mi hijo sufra lo mismo que yo. Un poco de ralajamiento no le hace daño a nadie. ya crecerá y se hará responsable como yo". "Son cosas de la edad, ya verá como al entrar en la Universidad entiende las cosas y se endereza". "Hay que dejarlo que aprenda de sí mismo y sus errores, uno no está para decirle qué hacer, estamos para apoyarlo en todo lo que haga, bueno o malo, ya entenderá"
Y todavía los premias a los angelitos con el auto, el celular de moda (que pierden, rompen, mojan a los días de estrenarlo... y ahí va la reposición inmediata de los padres... temor al berrinche o de que les digan mal padre?) la ropa cara, los zapatos, las bolsas. Las salidas cada fin de semana hasta altas horas de la madrugada, o hasta muy temprano del otro día. Sin interesar que llegue con aliento alcohólico como sus amigos (ni me digas nada papá, no me puse tan cuete como fulatino, ese si ni caminar podía, no sé cómo manejó hasta aquí)
Y qué decir de la escuela. Ahora resulta que el nene escoge la escuela que mejor le guste... no precisamente en lo académico o disciplina, sino en la que estén los cuates, en la que mejor se organizen fiestas, salidas, paseos, viajes... y si no puedo con las materias, con toda calma y gusto lo cambian a otra con tal de que el pequeñín no se nos estrese.
"Trabajo para darle a mis hijos lo que no tuve" es la frase más común. incluso llegamos a admirar a esos padres de familia que se la pasan 12 horas o más trabajando para darles a sus hijos una buena casa, en una buena zona; una buena escuela (no tanto educación o enseñanza académica) y si es colegio caro y nice, mejor; vestido, de marca y si es posible comprar en el extranjero mejor; carro (mi padre nunca me ayudó a comprarme uno y lo tuve que pagar cuando entré a trabajar) vacaciones (eso de ir todo el tiempo a la misma playa es de perdedores, hay que ir a lo más exclusivo y caro)dinero, que no se vea pobreza ni carencias; trabajo para eso, así que cada que me pidan para salir, les doy y hasta de más; no quiero que los amigos de mis hijos digan que tienen un padre codo o pobre.
Pero eso sí, si el hijo destroza el auto, lastima a alguien, lo corren de la escuela, reprueba curso, el padre de familia reclama "qué hice para merecer esto?" "trabajo para darte todo y así me pagas?" "por qué me haces esto a mí, que lo único que hago es darte lo que necesitas?"
Me gustaría que esos padres que se preocupan por darles a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron de cosas materiales en su casa, no hubieran tenido una sola cosa: PADRES. Así, estarían día a día dispuestos a ser excelentes padres con sus hijos.
Enseñarles el valor de las cosas. Fuimos hijos de padres severos? y cómo somos ahora? irresponsables? groseros? haraganes? No tuvimos muchas cosas materiales, nos traumó? no. Trabajamos para tener lo mucho o poco que poseemos y con orgullo lo decimos: cada cosa nos costó tiempo y esfuerzo. Por qué no enseñar lo mismo a nuestros hijos? La responsabilidad no llega de la noche a la mañana. Se aprende en el día a día y en casa, de la mano de mamá y papá.
Fuimos niños que aprendimos a pedir y agradecer, no a tomar por sentirnos reyes o merecedores del mundo. Fuimos niños que aprendimos a valorar lo que había en casa, por poco que sea: el refri no se llena con una varita mágica, ni el tanque de la gasolina se llena con sólo desearlo. El dinero para las pachangas hay que ganárselo, del mismo modo que uno se gana el dinero para nuestras vacaciones y retiro.
El esfuerzo hoy en día está olvidado. Todo se les da con suma facilidad. Quizá por flojera al berrinche, quizá por no tener capacidad de razonar y hacer razonar al hijo; quizá por probarle a los demás que tenemos el dinero para eso y más; quizá para demostrarles a nuestros padres que se puede gastar y gastar en tonterías y darles a nuestros hijos todo lo que pidan; quizá para comprar el respeto y admiración del hijo; quizá por no ser "un mal padre".
Fuimos una generación de niños que estudió y luchó por sus ideales, por su negocio, empleo, casa, familia. Y estamos criando y creando una generación de muchachos "úsese y tírese". Que aprendieron a suplir y cambiar de cosas con la misma facilidad que una se pinta las canas... una generación de muchacho que siente que el mundo le debe y los adultos somos los encargados de pagarles con intereses esa deuda. Sin que ellos hagan el menor esfuerzo.
Fuimos una generación que valoraba al adulto, que se le acercaba por consejo, por palabras y fuimos algunos bendecidos por su compañía, apoyo, cariño. Y estamos haciendo una generación que los ve como estorbo, piezas de museo, figuras decorativas.
Fuimos de una generación de hijos con reglas y responsabilidades que nos prepararon para la vida. Muchos de nosotros superamos expectativas de vida. Estudiamos más grados que nuestros padres, tenemos empleos mejor remunerados que los que ellos; un estilo de vida mejor en muchos sentidos. Logramos superarnos tal como ellos lo querían.
Qué generación de hijos queremos en realidad? Qué generación debemos esperar que formen nuestros hijos?
Nos considerábamos niños educados que respetábamos a los padres de los amigos, a los vecinos de la cuadra, a los maestros, al señor de la tienda, al cartero. Mas de algunos de nosotros adoptamos a un perro callejero como parte de la "pandilla" y el pobre se la pasaba de jardín en jardín huyendo de los zapatazos de los padres que se desesperaban por nuestro altruismo constante.
Fuimos unos niños que corríamos hasta cansarnos, que no teníamos miedo de trepar árboles, jugar con tierra, correr bajo la lluvia, pasar los charcos a toda velocidad en bicicleta, patear balones hasta romper una ventana o los rosales de mi madre... y ahí si, a correr y esconderse lo mejor posible.
Eramos unos niños que se ponían lo que fuera de ropa, no había marcas, ni poses, los tenis con que nos duraran y aguantaran la "carrilla" era suficiente. No nos fijábamos en la marca de la sudadera, mochila, o pantalón de mezclilla.
Para salir con los amigos, había que rogarle a papá para que nos prestara el auto un par de horas el sábado por la tarde y andar por la colonia y sentirnos grandes e independientes. Nuestras salidas al cine eran en camión, a los Multicinemas enfrente de Plaza del Sol o a Plaza del Angel, eso sí a las 4 de la tarde.
Las niñas les robábamos el sueter o sudaderas al papá o a los hermanos, incluso las camisas, para usarlas con leggins y cintos anchos. Ir a comer o cenar en Bufalo, ir a la Frágola por un helado...
Muchos estudiamos parte de nuestra vida en escuelas públicas, secundaria, prepa... era lo normal y lo común. No todos teníamos en casa alguien que le ayudara a mamá en las labores, por lo que eramos responsables de ayudar en las tareas domésticas: lavar platos, barrer cochera, patio, barrer, trapear, sacudir; aparte de arreglar nuestra recámara y ropa. Sin olvidar ese pequeño detalle de llevar nuestros platos sucios al fregadero al levantarse de la mesa después de cada comida. Donde yo vivía de chica, era común ver los sábados a los padres e hijos arreglando el jardín y lavando los autos.
Lo curioso es que la mayoría de esos niños de antes son ahora unos padres de familia totalmente distintos. La forma de educar cambió drásticamente. Ahora los padres se la viven tratando de darles a sus hijos "todo lo que a ellos les faltó de jóvenes". De ahí que el niño tenga auto nuevo desde los 15 años, el celular más caro; la ropa de marca (y si esta se alcanza a leer a 500 mts de distancia mucho mejor). Nada de que se muevan los querubines en camión, para eso está la mamá, que la haga de taxi todo el día para que las suelas de los caros zapatos del hijo no se ensucien.
Ahora los jóvenes mandan. No respetan al maestro, al director, al de la tienda, al papá, a la mamá... ellos se sienten merecedores de todas las consideraciones "no vayan a traumarse si les dicen NO". Y de ahí que sean groseros, irrespetuosos, irresponsables. No son capaces ni de tender su propia cama, menos de levantar su plato. Acostumbrados a tener siempre alguien que lo haga por ellos.
Lamentablemente la generación de hijos procreados por nuestra generación no pinta muy bien. en la escuela, en la calle, en la casa. Escucho a algunas madres de familia quejarse del modo en que sus hijos les contestan y reclaman. Si les niegan una salida, arde troya para ellas. ¿Cómo es posible que le negaran una salida? cierto que reconoce que le va fatal en la escuela, que no hace nada en casa más que estar frente a la compu o la tele (es tu culpa por comprar semejante pantalla madre y regalarme la lap en mi cumple, ni modo que nos los use) pero nada tiene que ver su vida social con la familiar, son cosas distintas así que ni se le ocurra mezclarlas.
Y que decir de la escuela. Muchachos que juran que el profe no los quiere, les envidia, les tiene tirria por ser populares, guapos, alegres, el alma del salón... y no presentan tareas (para qué, so una pérdida de tiempo) no trabajan en clase (que lo hagan l@s matadit@s) no estudian (esperan copiar en el examen, o según ellos hacer los exámenes en equipo) se saltan clases (el profe es super aburrido, monótono, no dice nada interesante, ya me sé tooodo lo que el viejo explica). No trae el uniforme completo (esa es culpa de la muchacha, hace lo que quiere, ya le dije a mi mamá que la corriera por floja; o peor aún: mi mamá no me deja el uniforme completo en mi cuarto, qué quiere que haga)
Y no conformes los padres con eso, evitan disciplinarlos, "yo tuve unos padres muy severos y no quiero que mi hijo sufra lo mismo que yo. Un poco de ralajamiento no le hace daño a nadie. ya crecerá y se hará responsable como yo". "Son cosas de la edad, ya verá como al entrar en la Universidad entiende las cosas y se endereza". "Hay que dejarlo que aprenda de sí mismo y sus errores, uno no está para decirle qué hacer, estamos para apoyarlo en todo lo que haga, bueno o malo, ya entenderá"
Y todavía los premias a los angelitos con el auto, el celular de moda (que pierden, rompen, mojan a los días de estrenarlo... y ahí va la reposición inmediata de los padres... temor al berrinche o de que les digan mal padre?) la ropa cara, los zapatos, las bolsas. Las salidas cada fin de semana hasta altas horas de la madrugada, o hasta muy temprano del otro día. Sin interesar que llegue con aliento alcohólico como sus amigos (ni me digas nada papá, no me puse tan cuete como fulatino, ese si ni caminar podía, no sé cómo manejó hasta aquí)
Y qué decir de la escuela. Ahora resulta que el nene escoge la escuela que mejor le guste... no precisamente en lo académico o disciplina, sino en la que estén los cuates, en la que mejor se organizen fiestas, salidas, paseos, viajes... y si no puedo con las materias, con toda calma y gusto lo cambian a otra con tal de que el pequeñín no se nos estrese.
"Trabajo para darle a mis hijos lo que no tuve" es la frase más común. incluso llegamos a admirar a esos padres de familia que se la pasan 12 horas o más trabajando para darles a sus hijos una buena casa, en una buena zona; una buena escuela (no tanto educación o enseñanza académica) y si es colegio caro y nice, mejor; vestido, de marca y si es posible comprar en el extranjero mejor; carro (mi padre nunca me ayudó a comprarme uno y lo tuve que pagar cuando entré a trabajar) vacaciones (eso de ir todo el tiempo a la misma playa es de perdedores, hay que ir a lo más exclusivo y caro)dinero, que no se vea pobreza ni carencias; trabajo para eso, así que cada que me pidan para salir, les doy y hasta de más; no quiero que los amigos de mis hijos digan que tienen un padre codo o pobre.
Pero eso sí, si el hijo destroza el auto, lastima a alguien, lo corren de la escuela, reprueba curso, el padre de familia reclama "qué hice para merecer esto?" "trabajo para darte todo y así me pagas?" "por qué me haces esto a mí, que lo único que hago es darte lo que necesitas?"
Me gustaría que esos padres que se preocupan por darles a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron de cosas materiales en su casa, no hubieran tenido una sola cosa: PADRES. Así, estarían día a día dispuestos a ser excelentes padres con sus hijos.
Enseñarles el valor de las cosas. Fuimos hijos de padres severos? y cómo somos ahora? irresponsables? groseros? haraganes? No tuvimos muchas cosas materiales, nos traumó? no. Trabajamos para tener lo mucho o poco que poseemos y con orgullo lo decimos: cada cosa nos costó tiempo y esfuerzo. Por qué no enseñar lo mismo a nuestros hijos? La responsabilidad no llega de la noche a la mañana. Se aprende en el día a día y en casa, de la mano de mamá y papá.
Fuimos niños que aprendimos a pedir y agradecer, no a tomar por sentirnos reyes o merecedores del mundo. Fuimos niños que aprendimos a valorar lo que había en casa, por poco que sea: el refri no se llena con una varita mágica, ni el tanque de la gasolina se llena con sólo desearlo. El dinero para las pachangas hay que ganárselo, del mismo modo que uno se gana el dinero para nuestras vacaciones y retiro.
El esfuerzo hoy en día está olvidado. Todo se les da con suma facilidad. Quizá por flojera al berrinche, quizá por no tener capacidad de razonar y hacer razonar al hijo; quizá por probarle a los demás que tenemos el dinero para eso y más; quizá para demostrarles a nuestros padres que se puede gastar y gastar en tonterías y darles a nuestros hijos todo lo que pidan; quizá para comprar el respeto y admiración del hijo; quizá por no ser "un mal padre".
Fuimos una generación de niños que estudió y luchó por sus ideales, por su negocio, empleo, casa, familia. Y estamos criando y creando una generación de muchachos "úsese y tírese". Que aprendieron a suplir y cambiar de cosas con la misma facilidad que una se pinta las canas... una generación de muchacho que siente que el mundo le debe y los adultos somos los encargados de pagarles con intereses esa deuda. Sin que ellos hagan el menor esfuerzo.
Fuimos una generación que valoraba al adulto, que se le acercaba por consejo, por palabras y fuimos algunos bendecidos por su compañía, apoyo, cariño. Y estamos haciendo una generación que los ve como estorbo, piezas de museo, figuras decorativas.
Fuimos de una generación de hijos con reglas y responsabilidades que nos prepararon para la vida. Muchos de nosotros superamos expectativas de vida. Estudiamos más grados que nuestros padres, tenemos empleos mejor remunerados que los que ellos; un estilo de vida mejor en muchos sentidos. Logramos superarnos tal como ellos lo querían.
Qué generación de hijos queremos en realidad? Qué generación debemos esperar que formen nuestros hijos?
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